¿si firmo un nuevo contrato pierdo mi antigüedad?

La firma de un nuevo contrato no implica automáticamente la pérdida de la antigüedad. Depende del contexto y de las condiciones específicas de la nueva contratación. Factores como la continuidad laboral, el tipo de contrato y la existencia de subrogación empresarial determinan si la antigüedad se mantiene o se reinicia.

factores que determinan la pérdida o conservación de la antigüedad

La antigüedad se mantiene si hay continuidad laboral, sin interrupción entre un contrato y otro. Sin embargo, se pierde si existe un cese voluntario, un despido sin reincorporación inmediata o un cambio de empresa sin subrogación.

Entre los factores clave que determinan si pierdes o conservas tu antigüedad destacan:

• Si no hay interrupción entre contratos, la antigüedad se mantiene.
• Un cambio en el tipo de contrato (por ejemplo, de temporal a indefinido) no afecta la antigüedad si no hay un cese laboral entre ambos.
• Si la empresa cambia de titularidad y te subrogan como trabajador, tu antigüedad se mantiene.
• Si finalizas tu contrato y vuelves a ser contratado tras un periodo de inactividad, la antigüedad se pierde.

diferencias entre renovación, contrato nuevo y subrogación

Las diferencias entre renovación, contrato nuevo y subrogación radican principalmente en la continuidad de la relación laboral y el impacto que cada situación tiene sobre la antigüedad acumulada. 

La renovación de un contrato ocurre cuando, tras finalizar un contrato temporal, la empresa decide prorrogar la relación laboral bajo las mismas condiciones o con ligeras modificaciones. En este caso, la antigüedad se mantiene porque no existe una interrupción en el vínculo laboral.

En cambio, la firma de un contrato nuevo implica un cambio más significativo. Por ejemplo, cuando terminas un contrato y la empresa te ofrece otro con condiciones distintas, como una jornada diferente, un puesto nuevo o un cambio en la modalidad contractual, como pasar de temporal a indefinido. Si no hay un periodo de inactividad entre el final de un contrato y el inicio del nuevo, la antigüedad se conserva. Sin embargo, si existe una interrupción, por breve que sea, la relación laboral se considera nueva y la antigüedad se reinicia.

La subrogación, por su parte, se produce cuando la titularidad de la empresa cambia, pero la actividad y la plantilla se mantienen. Esto es frecuente en sectores como la limpieza, la seguridad o el transporte, donde una empresa entrante asume la gestión de un servicio previamente ofrecido por otra. En este caso, la ley garantiza la conservación de todos los derechos laborales, incluida la antigüedad. 

impacto en contratos temporales, indefinidos y por obra o servicio

En el caso de los contratos temporales, la antigüedad se mantiene siempre que exista continuidad entre uno y otro. Si encadenas contratos temporales sin interrupción, el tiempo trabajado se acumula, y la antigüedad se calcula desde el primer contrato firmado.

En los contratos indefinidos, la antigüedad se consolida desde la fecha de inicio de la relación laboral, incluso si el contrato se originó como temporal y luego se transformó en indefinido. La clave está en la continuidad del vínculo laboral.

Por otro lado, los contratos por obra o servicio, que solían ser habituales antes de la reforma laboral, implicaban la duración de la relación laboral mientras existiera la obra o el servicio específico para el que se había contratado al trabajador. Si la obra finalizaba y no existía una continuidad inmediata con otro contrato, la antigüedad se perdía, ya que la relación laboral se daba por concluida. 

Sin embargo, si tras la finalización de la obra la empresa ofrecía un nuevo contrato sin interrupción, la antigüedad se mantenía desde el inicio del primer contrato. Con la eliminación de este tipo de contratos tras la reforma laboral de 2022, la antigüedad ahora se conserva principalmente en contratos indefinidos o en la sucesión de contratos temporales continuos.