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Tras el convulso 2020, este año se presenta con grandes oportunidades y esperanzas para una economía que anhela volver a la normalidad. Si las previsiones más optimistas se cumplen, todos los sectores se irán beneficiando del levantamiento de las restricciones y la mejora de las condiciones sanitarias. Pero habrá uno que marcará la diferencia, ya que además no ha podido parar durante 2020, plantando las semillas de la recuperación para el resto de la economía. Hablamos, por supuesto, del sector farmacéutico.

Si el 2020 no ha sido el año del sector farma, poco ha faltado. Según El Economista, las 18 empresas farmacéuticas con mayor capitalización bursátil del mundo cierran el 2020 con unos beneficios de 134.700 millones de euros, un 51% superior a las del año anterior, cuanto se registraron 89.300 millones. Y para el 2021 las previsiones serán aún más positivas, ya que el sector alcanzará los 150.000 millones de beneficio neto.

Las cifras son muy significativas pero el papel de la industria farmacéutica va más allá de los números. La economía y la sociedad han confiado la recuperación a las empresas del sector, que además han dado una respuesta eficaz en tiempo récord. La opinión pública ha tomado conciencia además de la importancia que tiene el sector para la seguridad de todos, por lo que no es difícil prever que en los próximos años, la industria farmacéutica va a ser el sector de referencia.

Dinamizador de la economía española

En nuestro país, el peso de la industria farmacéutica es cada vez mayor. Según el último estudio llevado a cabo por la patronal Farmaindustria, durante 2019 la inversión en investigación y desarrollo de medicamentos en España alcanzó una cifra récord. Nada menos que 1.211 millones de euros, un 5,2% más que la cifra registrada el año anterior. Un volumen de inversión que obviamente se ha visto incrementado durante el pasado 2020 a causa de la pandemia.

Este escenario favorable está atrayendo a las empresas, hasta tal punto que compañías de la envergadura de Janssen, Bayer, Merck, Pfizer o Roche tienen filiales en España. No es para menos, ya que la industria farmacéutica se ha convertido en todo un dinamizador de la economía nacional, al suponer el 20% de toda la I+D industrial que se lleva a cabo en nuestro país.

Es evidente que en esta ecuación el talento tiene un peso fundamental. Farmaindustria señala que el sector es uno de los mayores generadores de empleo de calidad de España, ya que el 94% de puestos son indefinidos, dos de cada tres corresponden a universitarios y un tercio es firmado por menores de 29 años. Además, genera empleo igualitario, ya la mitad de los empleos directos del sector, corresponde a mujeres.

“Esta elevada preparación de nuestros profesionales es un elemento diferenciador con respecto al resto de sectores. Un empleo de calidad es sinónimo de riqueza para los países. Si añadimos que el empleo en las compañías farmacéuticas innovadoras es, en su mayoría, indefinido e igualitario, tenemos la ecuación ideal para considerar a la industria farmacéutica como palanca para la recuperación en España”, señala Javier Urzay, subdirector general de Farmaindustria.

Los consultores de Randstad especializados en sector farma no pierden de vista el momento histórico que está experimentando esta industria. Coinciden en que se encuentra en una situación de transformación tecnológica y digital, con un papel de la innovación que va a seguir creciendo ostensiblemente en los próximos meses. Por lo tanto, el talento que van a demandar las empresas tendrá que contar con unas competencias y habilidades muy basadas en las nuevas tecnologías, que sepan desenvolverse en ambientes colaborativos y que aporten alto valor añadido. En Randstad somos conscientes de las necesidades de las empresas del sector, por lo que ofrecemos una base de datos cualificada con candidatos con estas características.

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