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Evaluar competencias interpersonales

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Cuando se habla de retener talento solemos imaginar el perfil de alguien brillante, con el mejor expediente de su promoción, capaz de crear un nuevo sistema operativo si fuera necesario. Cierto, esto es talento, pero también lo es moverse con destreza en contextos sociales complejos, tener carisma, don de gentes, capacidad de persuasión o contagiar tanta ilusión por un proyecto que se generen adhesiones casi de inmediato. 

Estas habilidades sociales, claro está, van aparejadas a otras aptitudes, y son un extra a sumar a un currículum fuerte y una experiencia contrastada en puestos de responsabilidad. Pero también es cierto que, en determinadas empresas y equipos, cada vez puntúa más la capacidad de dominar las habilidades interpersonales, sobre todo si el tipo de trabajo lo requiere. 

Qué son las habilidades interpersonales

Como adelantamos en la introducción, las competencias interpersonales se enmarcan dentro de las soft skills, y tienen que ver con las destrezas sociales. Tradicionalmente, se valoraban y evaluaban dentro del mundo offline, es decir, en contextos sociales ‘reales’ (que no virtuales), ya sea dentro de la propia oficina o empresa, pero también en ferias, convenciones y eventos sociales más distendidos (como una presentación de un producto). 

Pero la irrupción de la tecnología en todos los ámbitos de la vida, incluido el laboral, han provocado que dichas habilidades interpersonales también se analicen en las distintas redes sociales, así como en las comunicaciones por teléfono, WhatsApp, correo electrónico y videoconferencia. 

No significa que se escuchen o intervengan dichas comunicaciones, pero sí se puede obtener un feedback valioso de los interlocutores. Porque todo cuenta, y todos los canales de comunicación son, en todo momento, una representación de la empresa y, en mayor o menor medida, contextos en los que entra en juego el networking

Porque tanto en el canal offline como online, se pueden transmitir esas habilidades interpersonales, esos valores sociales que toda empresa desea atesorar. Nos referimos a la ética, la honestidad, la transparencia, la responsabilidad, la sinceridad (bien entendida), la comunicación, el respeto, la empatía, la solidaridad y la capacidad de crear buen clima entre pares y entre equipos

Las habilidades interpersonales se pueden entender como lo opuesto a la toxicidad y al individualismo exacerbado. Se definen las consecuencias positivas que generan, no siempre motivadas por un interés concreto o empresarial, sino surgidas por una actitud ante la vida de interés hacia los demás, hacia las cosas. 

Y eso que parece tan fácil de lograr, no todo el mundo lo atesora de manera genuina. De ahí que las empresas deban estar atentas cuando aparezcan perfiles así, para contar con ellos. 

Cuáles son las habilidades interpersonales

Además de las ya citadas, que entran dentro de los valores universales, hay otras habilidades interpersonales más dirigidas al ámbito de la empresa y la cultura organizacional. Destacamos estas: 

  1. Comunicación. Todo expresa, tanto la comunicación verbal, como la no verbal. Es más, esta última puede generar más impacto y más huella que el contenido de un discurso, por lo que también es clave cuidarla y sacarle el máximo partido. 
  2. Trabajo en equipo. Las empresas valoran a aquellas personas que se mueven como pez en el agua en equipos de trabajo y que se muestran proactivos, dispuestos a sumar y a llevar a la empresa hacia sus objetivos comunes. 
  3. Resolución. Las personas que se enrocan en los problemas e insisten en la dificultad de ciertos retos, de una manera negativa y excesivamente catastrofista acaban generando mal ambiente. En cambio, encontramos ejemplos de habilidades interpersonales en aquellos perfiles que aportan soluciones, que son resolutivas, que van más allá del orden del día y se enfrentan a los retos con una actitud tan positiva que resulta contagiosa, como todo buen liderazgo. 
  4. Flexibilidad. Ya lo recuerda aquel dicho: al final sobreviven no los más fuertes, sino los que mejor se adaptan. Y para ello es necesario ser flexible, tener capacidad de adaptabilidad a los cambios que implica un escenario cambiante como el actual, donde también hay que saber adaptarse a la irrupción de nuevas herramientas y tecnologías a una velocidad nunca antes experimentada.
  5. Liderazgo. Fundamental para lograr equipos sólidos, cohesionados, que cuentan con personas que marquen las pautas, que sean referentes y consigan exprimir al máximo los distintos talentos que conviven en cada grupo. 

Cómo evaluar las habilidades interpersonales

Una vez hemos visto cuáles son las habilidades interpersonales y sociales, es importante, desde el punto de vista de la gestión de los recursos humanos, saber detectarlas y evaluarlas del mejor modo posible. En juego, encontrar ese perfil que aúna un buen currículum con unas buenas dotes sociales que solo se pueden demostrar en el día a día, ya sea dirigiendo equipos, interactuando con compañeros o poniendo en práctica esa habilidades en distintos eventos sociales

Porque la cultura organizacional va más allá de ‘calentar silla’ en una oficina e implica la asistencia y participación en innumerables situaciones que requieren el ejercicio de esas habilidades interpersonales. Desde una simple reunión, a la asistencia a una feria a la que acudirán potenciales clientes o a un viaje de trabajo que generará muchas situaciones sociales, ya sea con miembros del equipo pero también con colegas de otras compañías, proveedores, posibles socios, público en general… 

Para evaluarlas de una manera cuantificable, existen tests online, como aquellos basados en la teoría DISC, que analizar cuatro tipo de relación interpersonal: 

  • Dominante
  • Influyente
  • Serena
  • Conformista

Por otro lado, están las entrevistas de trabajo con preguntas de comportamiento. Estas ayudan a situar al candidato en diversos escenarios, ya sea con presión, en un contexto desconocido, con situaciones más o menos complicadas…

Además, los departamentos de recursos humanos pueden pedir al candidato que se preste a distintos tipos de entrevistas de trabajo, con varias personas, por ejemplo, o que sea capaz de pronunciar un discurso, improvisado o previamente preparado, para calibrar su capacidad para hablar en público o desenvolverse en situaciones de cierto estrés. 

Si se busca un perfil extrovertido, expansivo, amigo de ese tipo de situaciones, el candidato se prestará encantado, pues ha desarrollado las habilidades interpersonales, se siente cómodo con ellas, y no descarta seguir perfeccionándolas. Si, por el contrario, el candidato se siente angustiado ante la posibilidad de elaborar un pequeño discurso de un minuto de duración o recrear una reunión entre unos supuestos clientes, quizá no sea el más adecuado para subirse a ese barco. 

O si, con la debida formación y un plan de desarrollo profesional acorde, pues tiene un curriculum tan rico merecerá la pena su contratación, sobre todo si sus funciones (pensemos en un programador o diseñador gráfico) no será de tanta exposición al público.