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Conciliación laboral y familiar

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En un escenario donde la movilidad es frecuente, con vidas en grandes ciudades sin apoyo de otros miembros de la familia y con desplazamientos exigentes en tiempo dentro de esos mismos núcleos urbanos, la conciliación laboral y familiar se hace más necesaria que nunca.

Pero ¿cómo funciona la conciliación laboral? ¿Y quién puede pedir la conciliación laboral? En este artículo, revisaremos aspectos relacionados con una filosofía de trabajo clave para poder cuidar dos pilares básicos de nuestra vida: nuestra carrera y nuestra vida afectiva.

¿En qué consiste la conciliación laboral y familiar?

Si alguien se pregunta qué es la conciliación laboral y familiar es que o bien no trabaja o bien no tiene familia. Porque en cuanto esos dos elementos entran en juego, surge casi de inmediato la necesidad de conciliar y emplear los recursos habilitados para ello.

De hecho, dicha conciliación se define precisamente por las medidas que se toman. Son esas medidas las que posibilitan que vida personal y trabajo armonicen, sobre todo si se tienen hijos en edad escolar o incluso más pequeños. Así, las medidas sobre las que se apoya la conciliación familiar con el trabajo buscan un objetivo doble: que la carrera laboral no se resienta por la necesidad de atender a la familia y, al mismo tiempo, que la familia no quede mal atendida por las exigencias laborales.

De ahí que la empresa tenga gran responsabilidad en posibilitar esto. Si bien hay medidas legales para implementar esta armonización de lo laboral y familiar, el compromiso de cada compañía con ella variará en cada caso.

Claro que las empresas que comprueban cómo crece la motivación de los trabajadores y trabajadores que se acogen a medidas de conciliación y, por tanto, sube la productividad y mejora el clima de trabajo, pronto se convencen de los beneficios de su aplicación, como veremos más adelante.

Cómo implementar la conciliación de la vida laboral y familiar

La entrada en vigor de la Ley de Conciliación Familiar (Real Decreto- Ley 6/2019) cambió las reglas de juego. O las hizo más amables para todos aquellos trabajadores que arrastraban problemas para trabajar sin que se resintiera su vida familiar.

Ello supuso un esfuerzo de adaptación para las empresas que no querían perder a sus trabajadores, y que asimismo deseaban la mejor calidad de vida para ellos. Pero ¿cómo llevar esto a la práctica?

Una de las primeras medidas en las que pone el acento la ley tiene que ver con los horarios, aplicando una mayor flexibilidad horaria. Sin variar la cantidad de horas que se cumplen por semana, sí que estas se pueden organizar de modo que las obligaciones de la vida familiar se puedan ajustar menor a las obligaciones laborales.

Para aquellas personas que tienen que llevar a los hijos al jardín de infancia o a la guardería, esto supone un alivio. También para aquellos que tienen otro tipo de personas al cargo, familiares mayores o dependientes que pueden requerir de su presencia en determinados momentos del día, a veces de modo impredecible. La flexibilidad de horarios resulta aquí un balón de oxígeno.

Además, pactar una serie de jornadas de teletrabajo a la semana resulta también otra medida de conciliación que los trabajadores demandan cada vez más. Y cuya aplicación agradecen ya que resulta de gran ayuda en aquellos perfiles que tengan personas bajo su cuidado: permite organizar el trabajo según las horas de mayor rendimiento personal, pero también en aquellas horas en que no tengan otras obligaciones.

Por ejemplo, si un trabajador tiene que acompañar a su padre al médico, gracias al teletrabajo podrá ‘trocear’ su jornada a conveniencia y cumplir así con sus obligaciones. Por ejemplo, trabajando intensamente de 7 a 10 de la mañana, y de 15 a 20h de la tarde, y de esta manera cumplir con sus ocho horas diarias estipuladas por contrato, logrando así solventar sus obligaciones familiares y también las laborales.

A favor del teletrabajo hay que añadir también que elimina lo que los anglosajones llaman commuting, es decir, el tiempo empleado en desplazamientos. Trabajar en casa, valga la perogrullada, acaba con los atascos, el tiempo empleado en viajar en metro, en hacer trasbordos y demás, lo que se traduce en más minutos a favor del tiempo familiar.

Beneficios

Las ventajas de llevar a la práctica distintas medidas de conciliación familiar y laboral son muchas y de ellas se benefician tanto la empresa como la plantilla. Siempre que se apliquen con las estrategias adecuadas, generarán efectos positivos como:

  1. Más motivación. Aunque la ecuación no es precisa ni aplicable en todos los casos, la motivación puede aumentar la productividad. Pero lo que sí aumenta seguro es el buen clima laboral, ya que cesan las quejas, las caras largas y la satisfacción barre la frustración que genera entender el trabajo como un elemento que limita nuestra libertad más básica.
  2. Mayor implicación. El trabajador se identifica más con la empresa y crece su vinculación con ella; tanto como para querer permanecer en ella por más tiempo, esto es, se reducen los deseos de buscar otra empresa, de cambiar de trabajo. En otras palabras, se favorece la retención de talento y la creación de grupos de trabajo sólidos y comprometidos.
  3. Menores costes de producción. El teletrabajo puede convertirse también en una gran ventaja operativa para la empresa. Ya son muchas las empresas que han ido prescindiendo de locales físicos y que trabajan en ‘la nube’. Se apoyan en centros de co-working para realizar encuentros puntuales entre trabajadores o clientes y con ello logran un ahorro en gastos considerable.

Estrategias de conciliación   

Además de las medidas ya vistas, hay otras estrategias que están cogiendo fuerza para combinar trabajo y vida familiar. Son estas:

  • Compra de vacaciones. De forma parecida a los permisos no retribuidos, el trabajador se asegura más días libres, sin que esto perjudique a la empresa, ya que verá aliviada la carga presupuestaria respecto a costes por honorarios.
  • Smart working. Otra manera de llamar al teletrabajo, pero que aporta matices. Porque tiene que ver con una filosofía del trabajo que tiene a la tecnología como aliada y a la libertad de movimientos como motor inspirador. Ideal para nómadas digitales y perfiles que prioricen la movilidad y la autonomía, tanto si tienen familia como si no.
  • Políticas de desconexión. Si bien cada trabajador, sobre todo si teletrabaja, es libre de subir o bajar su particular persiana laboral, es cierto que implementar, de manera sistemática, estas desconexiones, reduce el estrés. Por ejemplo, bloqueando las comunicaciones en diversas horas del día, o del fin de semana, o incluso generando espacios libres de ellas, como los miércoles por la tarde, o el día que se elija para ese particular descanso que da alas a la conciliación.

Se trata de un campo abierto a innovaciones y que, sin duda, será clave para aumentar el bienestar de los trabajadores y convertir el trabajo en una actividad cada vez mejor integrada en nuestra vida.