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​​​​“Lo único constante es el cambio” Heráclites de Éfeso

Las personas cada vez vivimos en un entorno más cambiante. Desde el descubrimiento del fuego hace al menos 1,4 millones de años, pasando por la rueda en el 3.500 A.C., hasta el iPhone, empezando por la tecnología, las relaciones sociales y los puestos de trabajo, se entiende que el cambio no sólo es constante sino que cada vez se produce más deprisa.

El cambio no sólo es constante sino que cada vez se produce más deprisa​

Otro fenómeno importante respecto al cambio es que se retroalimenta. A mayor transformación, mayor es su rapidez y la generación de nuevos cambios.
La tecnología es el mejor ejemplo: un descubrimiento de un nuevo material provoca una reacción en cadena que lleva a reducir el tamaño de los ordenadores de manera sucesiva.
El cambio afecta a todos los aspectos del mundo que rodean a las personas, pero éstas tienden a mantenerse en la zona de confort.
Llamamos a esta zona el lugar dónde se encuentra lo que las personas saben, lo que conocen y, por extensión, lo que controlan. En términos generales es un espacio o sentimiento en el que la gente se encuentra cómoda, la mente se encuentra más segura y aislada de amenazas.
El cambio es interpretado como incertidumbre y desconocimiento, la historia ha demostrado que el ser humano tiende a temer lo que desconoce.
Sin embargo, para hacer cosas nuevas, aprender, crecer o mejorar es necesario abandonar esta zona y entrar en la zona de aprendizaje.
“Adaptarse o morir” Charles Darwin (1809 – 1882)

El ser humano ha alcanzado el punto de evolución en el que se encuentra gracias a su capacidad de adaptación al entorno.

Considerando que el cambio es constante, quizás sea necesario replantear -ahora en el entorno profesional- la importancia que tiene salir de la zona de confort, entrar en la de aprendizaje, expandirnos y, si hace falta, reinventarnos.

Quizá sea necesario salir de la zona de confort y entrar en la del aprendizaje y, si hace falta, reinventarnos

Cada vez que un trabajador aprende, extiende su zona de conocimiento e incorpora experiencia y saber, de forma que interiormente crece como persona y como trabajador.

Gestionar la resistencia al cambio es imprescindible para aumentar el valor de la persona, le permitirá diferenciarse y crecer como trabajador.
A la hora de enfocar una entrevista, es fundamental demostrar que la persona está abierta al cambio, a la incorporación de nuevas experiencias, técnicas y habilidades; es necesario tener muy en cuenta este atributo como valor positivo que mejora la empleabilidad.
Del mismo modo, ayudar a los compañeros recién incorporados a gestionar el cambio, ya sea personal o profesional, ayudará de manera notable a conseguir los objetivos de la empresa.

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