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Liderazgo efectivo en entornos cambiantes

Tiempo de lectura: 5 minutos.

La cuestión del liderazgo es interesante porque su ámbito escapa del entorno empresarial para entrar de lleno en la psicología y en todo lo referente a nuestra identidad. ¿Todos somos líderes potenciales? ¿O hay perfiles más predispuestos a desarrollar roles de liderazgo

En El líder que no tenía cargo, de Robin Sharma (conocido sobre todo por El monje que vendió su Ferrari), leemos una frase cuando menos estimulante: “Todos tenemos en nuestro interior la semilla del liderazgo”. 

Pero, ¿de qué hablamos con liderazgo efectivo? ¿Cuándo es importante el liderazgo efectivo?

Qué es el liderazgo efectivo

Si bien todos podemos tener ciertas capacidades de liderazgo, en el ámbito de la empresa estas cuestiones cobran una categoría empírica, ya que se apoyan en resultados medibles y que forman parte de una estrategia. Es decir, el liderazgo efectivo va más allá de patrones de conducta para implementar una serie de proyectos que se materializan en el tiempo y se traducen en resultados objetivos (y positivos) para la empresa

A diferencia del liderazgo entendido en sentido general, que busca el éxito personal (todo lo relacionado con la marca personal, la capacidad de influir, etc.), el liderazgo efectivo pone en el centro de la diana los objetivos de la empresa y cómo alcanzarlos de la manera más eficaz y beneficiosa para la empresa

Por lo tanto, hablamos de un papel del liderazgo concreto, verificable y que se puede ajustar a programas y estrategias ya probadas anteriormente en otras empresas u organizaciones, para todo tipo de proyectos. 

Características del liderazgo en un entorno cambiante y flexible

Todo tipo de proyectos cuentan con directores. El liderazgo es necesario en la empresa como también lo es en la política, el deporte o incluso el arte, como demuestra que las películas, obras de teatro u orquestas cuenten con directores. 

Porque a la incertidumbre económica se une también la geopolítica, con guerras en Europa que generan impacto en una serie de sectores (como el energético), con lo que todo se altera. Por no hablar de una tecnología que crece y se desarrolla a nivel exponencial y en la que es cada vez más difícil predecir las tendencias, hacerse fuerte en una plataforma. 

De ahí que el nuevo liderazgo implique unas habilidades concretas, más abiertas, flexibles, sensibles al cambio y creativas, situándose a las antípodas del orden y mando. 

Unas aptitudes acordes con el nuevo paradigma cambiantes que se podrían articular en los siguientes cuatro rasgos para el líder de hoy:

  • Capacidad de adaptación. En los primeros años de Facebook, los usuarios se quejaban a menudo de los cambios en la interfaz y de las pequeñas modificaciones en la navegación. Ejemplo mínimo pero revelador de lo que un buen líder no debería hacer. Al contrario, las personas que dirigen equipos y se sitúan al frente de proyectos, son conscientes de la importancia de adaptarse, con rapidez y de manera resolutiva, a cualquier cambio que surja en el plano tecnológico, por pequeño que sea. 
  • Empatía. El líder actual sabe escuchar y atender las necesidad de su equipo. Les escucha, los conoce, aprecia sus puntos fuertes pero no rechaza los débiles; es más, tiene en cuenta esas flaquezas para tratar de superarlas, de atenuarlas, y tiene en cuenta su desarrollo, su plan de carrera, su recorrido a largo plazo. 
  • Resolutivo. Un liderazgo efectivo y eficiente implica capacidad para resolver problemas sobre la marcha, con la mayor autonomía posible y con habilidad para superar obstáculos de distinto signo y en muy distintos ámbitos.
  • Creativo. El líder efectivo seduce a sus integrantes con soluciones originales, es innovador en sus propuestas, en sus caminos, no apuesta por las vías trilladas y prefiere crear escuela que seguir pies juntillas plantillas previas, si bien se inspira en todos los demás, bebe de todas las fuentes, para asimilarlas y hacerlas suyas.

Principales retos del liderazgo y el cambio

Cada vez más personas se preguntan cuál es el papel de un líder y buscan una receta milagrosa para ella. ¿Cómo ser un líder efectivo en 10 pasos? ¿Qué libro de desarrollo personal da las claves para ser el mejor líder? 

Como decimos, no hay recetas milagrosas para ello, pero sí es importante conocer y asumir cuáles son las características de un líder efectivo, como las que hemos descrito justo antes. Como también es necesario conocer los principales desafíos del liderazgo y del cambio, que pasan por: 

  1. Asumir el liderazgo. A la pregunta de si el líder nace o se hace con que empezaba el artículo, se podría contestar si el líder quiere serlo o no. Si un empleado escurre el bulto cuando se presenta la ocasión de demostrar dotes de liderazgo efectivo, quizá es que aún no esté preparado para sacar al líder que lleva dentro. De ahí que los líderes que hay que tener en cuenta son, valga la perogrullada, aquellos que tienen conciencia de líderes y que disfrutan siéndolo. 
  2. Inteligencia Colectiva. Asumir que un equipo es una suma de cerebros y de talentos, y que conviene tenerlos en cuenta como un potencial intelectual del que sacar el máximo partido. 
  3. Inteligencia Artificial. Uno de los retos que las compañías deberían convertir en oportunidad, avanzando a la par que los desarrollos que traiga esta nueva manera de entender la tecnología. 
  4. Conectividad. Moverse como pez en el agua en todas las plataformas y con todos los agentes que participan en ella es vital para sobrevivir a las nuevas exigencias del liderazgo efectivo. Ser hábil con la comunicación vía streaming, con los directos, con las videoconferencias, con la creación de mensajes que se adaptan a los distintos canales… Un buen líder es también un gran comunicador, capaz también de unir y acercar al público pero también a las demás empresas e instituciones. 
  5. Carisma e inconformismo. Los líderes con capacidad de mover a la acción son trabajadores, responsables, proactivos, pero también tienen un punto que los diferencia de los demás. Han trabajado una mirada distinta, más aguda, alerta a las novedades, a los cambios. Potencian su intuición y están constantemente formándose. Así enriquecen su mirada y transmiten y contagian ese bagaje, esa curiosidad incesante, a su equipo. 

Todo ello redunda en el bien de la empresa y sienta las bases del emprendimiento vivido como una aventura, como un viaje con ciertos peligros, pero también recompensas.

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