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Hasta ahora, el brainstorming había sido la técnica estrella a la hora de generar ideas y resolver problemas de manera grupal.

Este sistema, creado por Alex Osborn en 1942 parece haber quedado obsoleto como forma de trabajo en equipo.
Recientemente se ha creado una nueva técnica de generación de ideas en grupo basada en la interacción silenciosa: el brainswarming.

El brainswarming, fundado por Tony McCaffrey, es un nuevo método que propone la generación de ideas de manera silenciosa en un entorno grupal.
En este proceso, los miembros del equipo de trabajo aportan sus ideas mediante notas de papel, creando un gráfico perfectamente estructurado que permite acercarse al problema de una manera general y centrarse en apuntes concretos a la vez.

Se genera un gráfico jerárquico: en primer lugar el objetivo final, en segundo, los sub-objetivos y en tercer nivel, los recursos necesarios

Se busca la calidad y no la cantidad de ideas y el enriquecimiento de estas a través de las sinergias entre las distintas aportaciones.
Este sistema tiene una inspiración natural. Su traducción es “enjambre de ideas”. El propósito es crear una estructura imaginativa de ideas individuales que vayan creando, a través de la interacción, fusión y mejora de éstas, una solución sólida, homogénea y eficaz.
Por ejemplo: las hormigas utilizan feromonas para guiar a otras hormigas hacia los recursos. No existe una interacción directa entre ellas, sino que se sigue el rastro marcado por el anterior ejemplar para continuar el camino.
​El brainswarming, en esencia, es igual: aprovechar las ideas de otros sin utilizar la interacción directa para moverse en dirección al objetivo.
En la práctica, el brainswarming consiste en un conjunto de papeles que crean una estructura tanto vertical como horizontal.
Los participantes dejan en esta estructura pequeños trozos de papel con sus aportaciones, de manera que cualquiera puede aprovecharse de las aportaciones anteriores y tomar el camino al que más provecho pueda sacar.
La interacción con los demás miembros de este proceso se produce, únicamente, de esta forma, ya que no está permitido hablar. De esta manera no se cohíbe a nadie por las ideas que pueda expresar o por la simple vergüenza de hablar en público.
Además, no hace falta que el proceso se realice en una sala, con todo el grupo reunido, sino que puede tratarse de una actividad alargada en el tiempo. Con esto se consigue un trabajo en paralelo que incide positivamente en la productividad de cada uno de los participantes.
​Poco a poco se irá generando un árbol de ideas y se podrán sacar conclusiones definitivas gracias a las aportaciones colaborativas de cada miembro. Aumentar el dinamismo es uno de los objetivos de esta técnica.
El brainswarming ha calado en el mundo de los métodos de trabajo grupales como una técnica más eficaz y natural que las existentes hasta el momento ya que favorece el pensamiento individual y el trabajo colaborativo.

¿Te gusta esta nueva propuesta de McCaffrey o sigues prefiriendo el clásico brainstorming?
¿Es el trabajo colaborativo y la interacción silenciosa la nueva forma de trabajo en grupo?