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La cadena agroalimentaria de nuestro país se encuentra entre los mejores sistemas agroalimentarios del mundo, siendo además un referente mundial durante durante la crisis sanitaria del COVID-19. Una de las claves está en la solidez del sector alimentario, que se refleja en que es la principal industria de nuestro país, empleando a cerca de medio millón de personas. Pero para continuar con su receta de éxito, la industria alimentaria debe abordar la digitalización y la automatización como sus principales retos.

La industria de la alimentación ocupó durante el segundo trimestre de 2020 la nada desdeñable cifra de 456.900 personas. Este volumen de profesionales redujo ligeramente, un 1,7%, con respecto al primer trimestre, un descenso discreto teniendo en cuenta que el impacto más considerable de la pandemia lo percibimos en los siguientes tres meses.

Por otro lado, la producción de la industria de la alimentación cayó el 15,2% y la de fabricación de bebidas lo hizo un 35,7% en mayo respecto al mismo mes de 2019. Una caída que contrasta con el aumento del 18,5% del total de la industria en general, síntoma de la recuperación de la actividad tras la paralización casi total de producción, de la que se salvaron sectores considerados esenciales como la alimentación.

Ambos indicadores corroboran que, dada la importancia estratégica del sector, buena parte de las empresas tuvieron que mantener con su actividad. De hecho, y según lo expresado por los directivos del sector en un reciente informe de Randstad Research, el 76% de sus empresas no redujeron ni paralizaron temporalmente la actividad durante la crisis.

La envergadura y solidez de la industria alimentaria es responsable en gran medida del éxito de la cadena agroalimentaria que menciona el estudio “La receta del éxito” elaborado por Llorente y Cuenca, la Federación Española de Industrias de Alimentación (FIAB) y Mercasa. El informe destaca el relevante peso que tiene ese sector, ya que, con una producción de 116.000 millones de euros, lo que supone el 3% del PIB nacional, representa la primera industria de nuestro país.

Además, otras de las claves es la alta capilaridad de su implantación territorial, jugando un papel fundamental en la fijación de su población y desarrollo local. De hecho, las 31.000 empresas que componen este sector son en su mayoría pymes que se localizan principalmente en localidades de menos de 50.000 habitantes.

Los retos de una industria exigente

Precisamente, la implantación de la digitalización y las nuevas tecnologías, con especial énfasis en el mundo rural, es uno de los retos a los que se tiene que enfrentar la industria si quiere mantener su senda de éxito, según afirma la CEOE. La automatización de determinados procesos es también fundamental para dar respuesta a una demanda que cambia a cada instante, mejorar los tiempos de producción, y reducir plazos de respuesta y sobreproducción, lo que le convertiría en un sector más sostenible.

Otro reto fundamental al que la industria se tiene que enfrentar es el de la seguridad en el contexto actual de prevención de riesgos sanitarios. Al igual que todos los sectores, los trabajadores de la industria alimentaria han tenido que extremar las medidas de higiene y prevención, pero dadas las características de los productos del sector, se exige además una continua desinfección de locales y superficies, amén de una desinfección aérea para asegurar la seguridad de los alimentos.

Conscientes de la importancia de contar con el mejor talento de una forma ágil, en especial en su sector tan competitivo como el de la industria alimentaria, en Randstad, hemos puesto en marcha la iniciativa “Talento en una hora”, a través del que nos comprometemos a facilitarte en menos de 60 minutos los candidatos ideales que necesitas para tu empresa.