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El año 2020 ha puesto el foco sobre el sector agrario. Tras la irrupción de la pandemia, fue necesario garantizar los suministros y todas las miradas se dirigieron al campo. La agricultura estuvo a la altura de la situación, demostrando la importancia que este sector tiene para la propia supervivencia de la sociedad. Pero a pesar del gran papel librado por el sector, aún queda un crucial reto por abordar en este 2021: la transformación digital.

La innovación continua está en la propia esencia de la agricultura desde que fue creada hace miles de años. La mejora de la productividad y la eficiencia han sido los objetivos de los agricultores generación tras generación. Pero en el pasado año, esta transformación digital se tuvo que interrumpir a causa de la pandemia, y priorizar el abastecimiento de la sociedad. Una vez superada esta situación, será el momento de retomarla.

El futuro de la agricultura pasa por lo que se conoce como agtech. Es la irrupción de las herramientas digitales al sector agro, tecnologías como el blockchain, la inteligencia artificial y la biotecnología aplicadas al análisis de datos propios de esta actividad, como la genética de los cultivos, las variaciones de las cosechas o las predicciones climatológicas. De este modo, es posible optimizar los recursos, aumentar la producción y mejorar la rentabilidad.

Una tecnología que no solo se aplica a la propia cosecha, sino que puede ayudar a la estrategia de la empresa. El mercado también está viviendo una auténtica transformación, ya que la pandemia ha revolucionado los hábitos de consumo de los ciudadanos. Ahora nos encontramos con un consumidor mejor informado, más exigente y más preocupado por el entorno. Busca productos de calidad e incluso cultivos poco habituales, sostenibles y de proximidad, por lo que a veces el propio productor tiene oportunidades de negocio sin intermediario si sabe manejar adecuadamente las herramientas digitales.

Automatización: la revolución pendiente

Una de las aplicaciones prácticas con más proyección que tiene el sector es la automatización y la robotización. La tendencia en la actualidad es la implantación progresiva de una serie de herramientas que permitan optimizar los procesos agrícolas como la automatización de cosechadoras y tractores a través de GPS, monitorización y trazabilidad de cosechas, robótica en clasificación de productos, seguimiento y vigilancia de los cultivos a través de drones, riego automático a través de inteligencia artificial, etc.

El sector agrícola es un buen campo de aplicación de los cobots o robots colaborativos, maquinaría programable que automatiza tareas repetitivas o pesadas aprendidas gracias al trabajo en equipo con humanos. De hecho, no sustituye al factor humano, sino que multiplica las capacidades de los profesionales. Este modelo de maquinaria supondrá el 8,5% de los robots industriales, según prevé Statista.

A diferencia de lo que temen muchos profesionales, la automatización no supone ninguna amenaza al trabajo humano. Más que sustitutiva, la tecnología es complementaria al trabajo de los profesionales, pudiendo aportar mayor valor. La automatización, según Valentín Bote, director de Randstad Research, “lejos de amenazar al empleo, va a generar nuevas oportunidades”.

En Randstad no perdemos de vista la situación del sector agrícola y somos capaces de prever las necesidades de talento que se van a requerir. Es por ello por lo que ofrecemos una base de datos cualificada de candidatos disponibles y con las capacidades necesarias para aportar valor al empleador.

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