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Luis Galindo, uno de los grandes Couchers y Motivadores de nuestro país, impartía una de sus clases para mandos intermedios de una gran corporación.

Tras saludar y presentarse pidió que uno a uno valorara qué tal les llegaba el trabajo de sus jefes. Con distintas explicaciones y ejemplos, la mayoría fue contando las dificultades que añaden a este cometido aspectos como: trabajar con fechas impuestas, realizar los objetivos con niveles de información insuficiente y, en muchas ocasiones, la ausencia de respaldo de los superiores.

A continuación, se contaron experiencias sobre la relación y actividad de sus equipos.
En este punto las respuestas también se concentraban en conceptos muy determinados: la falta de responsabilidad y de compromiso de muchos colaboradores, las dificultades para llevar adelante los cometidos y la falta de implicación en el trabajo.

Todos somos parte de la cadena y seguro que nosotros también cometemos fallos, trabajemos en ellos

Inmediatamente, procedió a felicitar a todos los asistentes por estar en esta ocasión tratando con la élite, los que lo hacen todo bien.

El mensaje quedó claro en la cabeza de todos los asistentes: “todos somos parte de la cadena y seguro que nosotros también cometemos fallos, trabajemos en ellos.”

Aparte de conceptos tan importantes como la solicitud de feedback o la resolución de conflictos, también existen nociones claves como la zona de mejora de la organización, de las relaciones y de la actividad en las cuales se tiene un mayor margen de actuación.
Estas zonas son perfectamente conocidas por los trabajadores, se trata de su propia mesa.
Aunque el día a día o la inercia lleven a hacer las cosas como siempre se resuelven, si se reflexiona es posible observar zonas de mejora en cada parcela de trabajo. La mejor contribución que se puede hacer comienza por una autocrítica sincera y aquella que implique una mejora personal.

La mejor contribución comienza por una autocrítica sincera

Aspectos tan cotidianos como el trato con los compañeros, la forma y rapidez a la hora de contestar e-mails, el tiempo que se dedica a preparar exposiciones y reuniones etc. son susceptibles de mejora si se es capaz de dar un paso atrás y observar el trabajo con perspectiva.
Dedicar un pequeño espacio de tiempo, de vez en cuando, a reflexionar y a trabajar en “hacer las cosas mejor” propiciará iniciar algo en lo que se tiene todo el control.
Estas acciones no dependerán de los demás y permitirán llegar al nivel considerado como: “la mejora y la evolución. Ni más ni menos.”
En definitiva, es posible escalar niveles en la productividad, la eficiencia y el resultado en el ámbito laboral simplemente dando un paso atrás, observando la imagen global.