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¿Qué es un profesional del conocimiento? La definición es muy amplia: trabajador cuyo mayor capital es su conocimiento, como es el caso de ingenieros, expertos en telecomunicaciones o desarrolladores de software, pero también de otros profesionales que, a veces, no se engloban directamente en esa categoría, como médicos, arquitectos o contables.

En realidad, la definición es tan amplia e incluye a tantos profesionales que las predicciones apuntan a que la inmensa mayoría de los trabajadores en todo el mundo serán trabajadores del conocimiento en un futuro muy próximo.

El término fue acuñado por Peter Drucker (uno de los grandes gurús del liderazgo del pasado siglo) en su libro de 1959 “Los límites del mañana”, y en él oponía “trabajador del conocimiento” a “trabajador manual”.
Hay quien argumenta que esta oposición era válida en una época en que el trabajo manual se refería al que se realizaba en las cadenas de montaje de las industrias, pero en la actualidad es demasiado simplista, porque contamos con múltiples profesiones manuales que requieren de conocimientos precisos para llevarse a cabo, como mecánicos o técnicos de imagen y sonido. Y que, además, cada vez incorporan más tecnificación al componente manual. De ahí que la gran mayoría de profesiones sean ya en estos momentos trabajos ligados al conocimiento.
En la automovilística Toyota, por ejemplo, donde buena parte de su plantilla aún trabaja en cadenas, la cultura corporativa considera a todos los trabajadores, ocupen el nivel y la posición que ocupen, profesionales del conocimiento.
La empresa asegura que todos, en su ámbito, acumulan lo que en japonés se denomina “chie” (la sabiduría de la experiencia) y que todos ellos pueden aportar innovaciones y disrupciones que conduzcan a un incremento de la eficiencia y la productividad. Y a todos se les impulsa a desarrollarse a través de programas de “on-the-job training” y de mentoring.
La Era del Conocimiento

La evolución del trabajo se ha dado en paralelo a la evolución social y empresarial que ha dado lugar a la llamada Era del Conocimiento.
La idea es de Charles Savage, que en los años noventa vaticinó la entrada de la humanidad en una nueva era de desarrollo, la del Conocimiento.
Tras la Era de la Agricultura, basada en la producción procedente de la tierra, y la Era Industrial, basada en la producción fabril, hemos entrado en la del Conocimiento, en que la riqueza se basa en poseer conocimientos y en tener la capacidad de utilizarlos para crear o mejorar bienes y servicios.
Llegados a este punto de desarrollo humano, solo el 2% de la población activa trabajará en la tierra, el 10% en la industria y, el resto, serán trabajadores del conocimiento.
Sin embargo, y a diferencia de lo que ha sucedido en compañías como Toyota, esta evolución del mundo del trabajo no ha comportado cambios en la manera en que muchas otras empresas gestionan a sus plantillas.

Un estudio realizado entre más de 100 empresas por el profesor de Babson College y autor de “Pensar para ganarse la vida: cómo obtener un mejor rendimiento y resultados de los trabajadores del conocimiento" , Thomas Davenport, concluye que, dado que las compañías reconocen que los trabajadores del conocimiento no se pueden gestionar a la manera tradicional (como en la Era Industrial), estas optan mayoritariamente por centrar sus esfuerzos en la selección y, una vez que los candidatos se incorporan a la compañía, no hacen mucho más por mejorar su desempeño.

Lo que en muchas ocasiones se traduce en problemas de retención de estos mismos profesionales, además de en una pérdida de potencial productivo.

El estudio de Davenport concluye que las empresas no centran sus esfuerzos en la retención, lo que supone una pérdida del potencial productivo

Bajo este prisma, el reto del desarrollo continuado de los trabajadores que “piensan para ganarse la vida” se presenta como uno de los más importantes a superar en los próximos años. Y, además, está muy ligado al desempeño individual y colectivo de las organizaciones y al compromiso de los profesionales para con ellas.
Si el éxito de las compañías depende de contar con trabajadores comprometidos, creativos e innovadores, el desarrollo de estos trabajadores es la clave ineludible hacia ese éxito.
Peter Drucker escribió: "Hacer que el trabajo del conocimiento sea productivo será la gran tarea de gestión de este siglo, de la misma manera que hacer que el trabajo manual fuera productivo fue la gran tarea de gestión del siglo pasado". La frase sigue siendo vigente. La cuestión es que Drucker la escribió en 1969 y se refería al siglo XX.​​