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El 36% de los españoles cree que la situación económica del país mejorará en 2014, casi doblando la cifra del año pasado, cuando sólo el 20% confiaba en que la coyuntura mejoraría a lo largo de 2013. Son datos extraídos del Randstad Workmonitor del cuarto trimestre de 2013, la encuesta sobre el mundo del empleo que Randstad realiza trimestralmente desde 2003 y que en la actualidad se lleva a cabo en 32 países.

 

A pesar de este incremento sustancial en los niveles de optimismo de los trabajadores españoles, la cifra todavía está por debajo de la media del 49% que arroja el total de países encuestados. Si bien es cierto que esta media engloba realidades muy diferentes: en India el porcentaje de trabajadores que se muestra optimista sobre las perspectivas económicas de 2014 es del 84%, mientras en Grecia es del 17%. En conjunto, en los países del sur de Europa, incluida Francia, los optimistas respecto al próximo año rondan el 35% del total de trabajadores.

«El optimismo tiene una clara utilidad adaptativa» ​ Lionel Tiger. Antropólogo

El optimismo y la confianza tienen su lugar en estudios como el Workmonitor ya que no son sólo rasgos individuales, también son factores que tienen gran influencia sobre el desarrollo del desempeño colectivo, ya sea el de una empresa, un país, etc. Un estudio reciente de la Escuela de Administración de Empresas de la Universidad de Miami, circunscrito a Estados Unidos, asegura que que en los estados donde la gente es más optimista, la recesión económica está siendo menos dura y la recuperación más rápida.

Utilidad adaptativa de la psicologí­a positiva

 
En general, el positivismo ha ido ganando terreno desde los años sesenta como un elemento más a tomar en cuenta en el bienestar individual (en cuanto a salud, felicidad, satisfacción personal…) y en el colectivo (mejor desempeño laboral, mayores niveles de consumo, mayor identificación de todos los miembros con el proyecto común…). La causa, aseguraba el antropólogo Lionel Tiger en un conocido artículo de 1979 (“Optimism: The Biology of Hope”) es que el optimismo tiene una clara utilidad adaptativa.
De ahí que la psicología positiva se haya incorporado al mundo de los recursos humanos, ya que el convencimiento de obtener resultados positivos en el futuro, sobre todo en un contexto de incertidumbre, es un paso necesario para conseguirlos realmente. Incluso tras varios reveses. Es decir, los optimistas tienen, a priori, más posibilidades de éxito y más resistencia ante el fracaso.
Los estudios llevados a cabo muestran que los trabajadores optimistas gozan de mejor salud, son capaces de crear entornos laborales más agradables, muestran mayor satisfacción respecto a su trabajo, están más comprometidos con el proyecto empresarial e, incluso, gestionan mejor el estrés.
Martin Seligman, Director del Positive Psychology Center de la Universidad de Pennsilvania, estudió los resultados del optimismo sobre el rendimiento de diversos equipos deportivos y el resultado está en línea también con estas afirmaciones, los equipos más positivos crean una sinergia compartida de éxito y tienen un mejor desempeño.
La buena noticia para los pesimistas es que el optimismo, más que un rasgo de carácter, es un sesgo de pensamiento y, como tal, puede ser desarrollado, potenciado y gestionado, según aseguran diversos psicólogos.​

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