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Frente a una crisis como la que vivimos, debemos actuar y tomar las riendas para afrontar la situación de forma ágil y flexible, clave para superar los nuevos retos e incluso transformar la crisis en una oportunidad. Esperar a que todo pase, no es una opción. Los riesgos son grandes, pero los cambios también atraen oportunidades, tal y como asegura nuestro CEO, Jacques van den Broek. Y solo los líderes verdaderamente ágiles serán capaces de aprovecharlas.

¿Cómo ser un líder ágil?

Agilidad y flexibilidad son los dos ejes del liderazgo en un entorno VUCA, ser capaz de adaptarte a las circunstancias y a las condiciones en tiempo real, según se vayan produciendo. En la actualidad, mantener la estabilidad se ha convertido en un objetivo prioritario, pero no por ello hay que dejar de lado la ambición, la vocación por innovar y seguir creciendo. Por todo ello, no solamente debes ser un buen líder, sino también un líder ágil.

El liderazgo ágil bebe de las dinámicas de trabajo de las start-up e implica un cambio de mentalidad para adoptar los principios de la filosofía Agile, se basa en:

  • La capacidad de adaptación en un contexto de constante cambio.
  • Ofrecer una respuesta inmediata a los acontecimientos.
  • Promover la autonomía y la toma de decisiones en los miembros del equipo.
  • Establecer un workflow muy dinámico basado en objetivos y entregas a corto plazo.

La gestión del cambio, el eje ante escenarios inciertos

El cambio es una realidad inherente a la era en que vivimos, y lo cierto es que la pandemia solamente ha sido un catalizador más en las múltiples transformaciones que el mercado laboral y el entramado empresarial llevan experimentando desde el auge tecnológico. Los líderes realmente ágiles y flexibles ya eran cruciales agentes del cambio en medio de la transformación digital, y lo siguen siendo en este nuevo entorno.

Tal y como afirmaba Rubén Berrocal, director de Randstad Technologies, en este artículo, el Covid no ha creado nuevas necesidades a las empresas, sino que ha despertado una conciencia de aquellas que ya existían de manera latente. Adaptarse al cambio ya formaba parte del curso natural de las organizaciones, pero este cambio se ha acelerado y ha acuciado la necesidad de resolver algunas carencias.

La migración al trabajo en remoto a la que se vieron forzadas numerosas empresas durante el estado de alarma fue un gran ejemplo de la necesidad de adaptación a las circunstancias, y de gestión efectiva del cambio. Solo así ha sido posible que la cifra de teletrabajadores se haya triplicado respecto a 2019.

La mentalidad ágil se adapta con mayor facilidad a los entornos cambiantes porque opera sobre ellos, el cambio forma parte de su naturaleza.

Las "4R" del liderazgo ágil

En palabras de Bill Gates, “el éxito exige la agilidad y el impulso para repensar constantemente, revitalizar, reaccionar y reinventar”, y tal y como asegura nuestro CEO, Jacques van den Broek, esta reflexión resulta particularmente relevante en el entorno en el que vivimos actualmente. ¿En qué consiste cada una de estas acciones?

  • Repensar: puede que siempre hayas tenido muy claros tus objetivos a corto, medio y largo plazo. Pero… ¿se adaptan realmente esos objetivos a la realidad vigente? ¿Estás siguiendo el camino que necesita tu empresa para seguir creciendo? Detente a reflexionar, porque es posible que las fórmulas que siempre te han funcionado de repente dejen de resultar operativas en este nuevo contexto. El liderazgo ágil actúa en tiempo real y permite transformar las estrategias y adaptarlas a cada nueva circunstancia a medida que surjan, por lo que el ejercicio de reflexión es constante.
  • Revitalizar: en un momento de incertidumbre, puedes llegar a pensar que es preferible mantener las cosas como están, sin embargo, hacer ciertas inversiones que retornarán en una revitalización de tu negocio. Los recursos tecnológicos y humanos pueden ser tu mejor apuesta. No dejes escapar la oportunidad de dar vida a una nueva idea o de apostar por la innovación por el miedo a la situación vigente.
  • Reaccionar: un líder ágil reacciona de forma inmediata ante cualquier vicisitud, es una cualidad inherente a su condición, sin la cual no podría denominarse “ágil”. Reaccionar significa dar respuesta y buscar solución ante un problema, desde los diversos polos a los que afecte. Implica tomar decisiones para adaptar la capacidad productiva y reestructurar los recursos, pero también demostrar un compromiso y ser el primero en dar el paso en la dirección que corresponda.
  • Reinventar: la innovación va de la mano del liderazgo ágil, y un momento crítico puede abrir la oportunidad para que la organización se reinvente y redefina. Valora las nuevas necesidades de tu entorno y despliega las acciones necesarias para satisfacerlas. No solamente es un momento óptimo para buscar nuevas oportunidades de negocio, reinventarte también puede implicar visibilizarte desde otras perspectivas, como por ejemplo la de tus valores corporativos. Tus clientes, tus equipos y el entorno que rodea a tu organización puede necesitar nuevos servicios o productos a los que puedes dar respuesta, pero en momentos críticos necesita, sobre todo, empatía y humanidad.

 

Las cosas van a acelerarse, detenerse y reiniciarse, por lo que es necesario planificar para el cambio, posicionarse para poder responder ante varios escenarios y capitalizar las oportunidades que inevitablemente procederán de él.

Jacques van den Broek

 

Un liderazgo ágil es esencial para asumir los nuevos retos que puedan surgir en un escenario impredecible, es el agente del cambio, el motor que puede impulsar hacia adelante a todo el equipo de personas que construyen una empresa. Flexibilidad, agilidad, y también implicación y compromiso, son los ingredientes del éxito frente a las circunstancias más adversas.

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