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Rafa López
Rafael López, director nacional de Outsourcing Comercial.
© Randstad 2021

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La exigencia de sostenibilidad y el uso de la tecnología son algunas de las principales tendencias de la economía actual. Por un lado, la sostenibilidad, como señalamos, no es una necesidad, sino una exigencia en el escenario de hoy en día. Porque los consumidores son cada vez más sensibles a los problemas que afectan a la sociedad y a su entorno, lo cual también influye de manera determinante en los productos y servicios que adquieren. Que una marca sea sostenible, responsable e inclusiva puede resultar crucial en la venta de sus productos. De hecho, una crisis reputacional, que genere una imagen negativa de una empresa, podrá afectar gravemente a su productividad.

El uso de la tecnología es otra necesidad en la actual situación. La reciente crisis sanitaria y el auge del comercio electrónico han venido a confirmar que nos movemos en un mercado global, en el que los consumidores pueden adquirir productos de cualquier lugar del mundo con unos pocos clics. Consumidores que buscan experiencias de consumo personalizadas y únicas, adaptadas a sus características.

En este sentido, las herramientas tecnológicas juegan un papel fundamental, ya que soluciones como la inteligencia artificial o el bigdata son capaces de diseñar estrategias para llegar a todo tipo de clientes, analizando sus costumbres y características. Las empresas han aprendido esta importante lección, siendo conscientes de que, si no se adaptan, se verán en la tesitura de perder importantes oportunidades de negocio. Además, en los dos últimos años hemos visto un incremento en la capilaridad de los puntos de venta, observando como las tiendas de proximidad ven incrementada su importancia a la vez que la necesidad de estar al corriente de las nuevas tendencias y necesidades. En este sentido se vuelve clave para las empresas disponer de tecnología que les permita acceder a información de multitud de puntos de venta que les ayuda en la definición de su estrategia, sin olvidar el reto de que este incremento de desplazamientos para gestionar los puntos de venta no vaya en contra de la apuesta por la sostenibilidad.

El sector de la perfumería y de la cosmética no es una excepción en toda esta situación. Como respuesta a la demanda de sus clientes, las marcas de belleza tratan de hacer sus productos más sostenibles, utilizando ingredientes de origen natural, que apuesten por un comercio justo y de proximidad, a la vez que tratan de reducir su huella de carbono. Además, están destinados a un público cada vez más amplio, ya que el cuidado de la piel o los tratamientos de belleza son demandados por segmentos cada vez más amplios de sociedad.

El uso de la tecnología juega un papel muy importante para analizar las diferentes sensibilidades y gustos de los clientes, y saber llegar a ellos de la manera más efectiva. Además, los consumidores utilizan aplicaciones y dispositivos en su rutina de consumo de productos de belleza, por lo que las marcas deben ser conscientes de la exigencia de estar presentes en estos canales.

Rafael López
director nacional de Outsourcing Comercial.

En el mundo del empleo, estas dos tendencias también tienen una gran importancia. Los informes de Employer Branding que elabora Randstad año tras año señalan que los profesionales cada vez más apuestan por trabajar en empresas que se preocupen su entorno, que tengan un compromiso firme por la sostenibilidad y por la inclusión. Por lo tanto, que una compañía no sea sostenible no solo influye de cara a sus clientes, sino que también tiene un importante impacto en cuanto a sus empleados y posibles candidatos. Por este motivo corren el riesgo de sufrir la temida escasez de talento, es decir, no poder contar con los profesionales que necesitan.

En cuanto al mundo tecnológico en el que nos encontramos, los trabajadores deben adaptarse a esta situación, conociendo las tendencias del mercado y formándose en los conocimientos y habilidades que necesitan las empresas para poder seguir siendo competitivas. De no hacerlo, pueden poner en riesgo su empleabilidad, lo que tiene consecuencias siempre negativas a la hora de encontrar un empleo. Randstad siempre aconseja que la mejor inversión que puede hacer un trabajador es en su propia formación y en la mejora de sus competencias para adaptarse a un mercado siempre ágil y dinámico.