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La educación es la base de la vida de una persona.

En la infancia es donde se sientan las bases para la construcción de este “edificio”, en la adolescencia se refuerzan sus cimientos y durante la etapa adulta se interiorizan los valores aprendidos.

El mundo laboral es un escenario fundamental en el desarrollo personal de los individuos, define valores tan importantes como la responsabilidad, la autonomía y la estabilidad emocional.

De ahí radica la importancia de desarrollar valores educativos de competencias laborales desde la niñez.

En la infancia se sientan las bases, en la adolescencia se refuerzan los cimientos y en la madurez, se interiorizan los valores aprendidos

 

Actualmente, en España el porcentaje de abandono prematuro de la escuela es de un 29% frente a un 14% que existe en la Unión Europea.
Esta situación deja a una gran cantidad de jóvenes sin formación frente a la escasa oferta del mercado actual. Existe una gran parte de la población entre 16 y 30 años sin estudios y sin trabajo, lo que se empezó a denominar hace unos años como “ninis”.
Así, nos encontramos con una crisis preocupante en nuestro país: en España por cada cuatro personas en edad de trabajar hay una persona jubilada.
Desarrollo de las aptitudes cognitivas y no cognitivas
James Heckman, profesor en la Universidad de Chicago y Premio Nobel, afirma en sus estudios que la inversión en educación primaria es fundamental.
Heckman defiende que “estos primeros años son decisivos para la génesis de las aptitudes cognitivas, mientras que la adolescencia es una etapa importante para la génesis de aptitudes no cognitivas”.
Las aptitudes cognitivas se refieren a la capacidad de compresión que tiene un individuo para procesar la información que se le da. Con lo que concluye que invertir en educación es invertir en el futuro.
El entorno educativo tiene entre sus objetivos motivar a los alumnos para que vayan superándose poco a poco y aprendan cada vez más.

Si se motiva a un niño desde pequeño se consigue un logro a largo plazo: la motivación personal y profesional

Además, con esto se fomenta la escolaridad, se mejoran las aptitudes y se aumentan las habilidades de los niños. Esta será su base para el resto del camino.
Cuando una persona está motivada tiene siempre una gran meta y muchos objetivos secundarios que son las piezas para conseguir el objetivo propuesto.
La relación existente entre estudios y trabajo es latente en la sociedad. La suma de la carrera estudiantil y las ganas que se tengan de aprender y de trabajar dan como resultado una mayor probabilidad de poder elegir un puesto de trabajo que se adapte al perfil y a los gustos de la persona. Una buena educación y una fuerte motivación son el mejor impulso hacia el futuro.
Una meta es suficiente para potenciar esto al máximo nivel: de la base al liderazgo.
¿Consideras que es imprescindible para un buen desarrollo la motivación a los más pequeños?