“La solución más simple es la correcta”. A esta conclusión llegó en la Edad Media el pensador inglés y fraile franciscano Guillermo de Ockham (1287 – 1347). Guiado por su modo de vida sencillo y austero, este hombre teorizó acerca de la simplicidad y bebió de la corriente de la filosofía nominalista, un pensamiento predominantemente lógico.