contenidos más leídos

balance de competencias | 880
El conocimiento de uno mismo, saber qué habilidades y aptitudes se poseen, es un ejercicio de perspectiva que permite tomar consciencia de las capacidades de cada uno para, posteriormente, ponerlas en valor.
Existe una metodología que contribuye a que las personas lleven a cabo esta revisión. Se conoce con el nombre de balance de competencias.
El balance de competencias, ¿qué es?
El término, que, según el profesor italiano Paolo Serreri, tiene su origen en la Francia de los años 80 en un contexto de reestructuración industrial.
Se utiliza como un instrumento para ayudar a las personas a tomar conciencia de sus competencias y motivaciones, tanto a nivel personal como profesional.
Son un conjunto de acciones sistematizadas que permiten hacer una autoevaluación a partir del análisis de los aprendizajes y experiencias pasadas, y así llevar a cabo el mejor plan de futuro para concretar un proyecto profesional con posibilidades de éxito. Es considerado un método efectivo para la inserción laboral.
El objetivo, por tanto, no es otro que alcanzar las metas a través de la autocrítica y el conocimiento del mercado. Interrelacionar las características personales y laborales pasadas, presentes y futuras ayuda a obtener una visión realista de las fortalezas y áreas de mejora que posee cada uno.
Las fases del proceso
En este proceso de recogida de información o “inventario” de la experiencia, en el que se ha de dar respuesta a diversas categorías de preguntas como la formación, las preferencias laborales o los hobbies, la ayuda de un orientador puede resultar muy conveniente, aunque no siempre sea necesaria. El proceso generalmente se puede dividir en tres grandes fases:
  • Información: El individuo se informa sobre las etapas del proceso. Si el sujeto ha precisado ayuda de un profesional de los Recursos Humanos, es el momento de detallarle sus preferencias y expectativas profesionales. Si, en cambio, ha decidido hacerlo de forma individual, podrá recurrir a uno de los test de orientación profesional que están disponibles en Internet.
  • Investigación: Es una fase en la que el participante reconstruye su carrera profesional, pone en claro sus conocimientos y se analizan sus competencias al detalle.
  • Resumen y principales conclusiones: una vez que las características y datos más importantes del balance de competencias se han puesto sobre la mesa, es el momento perfecto para redactar el proyecto profesional futuro y trazar el oportuno plan de acción conclusivo.
Dado que la demanda del mercado de trabajo y el perfil profesional son variables dependientes una de la otra, conviene revisar con frecuencia el proyecto profesional y mantenerlo siempre actualizado, atendiendo a los posibles cambios o desajustes que se hayan podido producir, tanto en nuestro desarrollo profesional como en el mercado laboral.
Las personas que llevan a cabo un plan de este tipo se suelen caracterizar por su proactividad y capacidad de reflexión. Su carácter les hace anticiparse al futuro y ser precavidos. Denotan, de esta forma, una actitud positiva y de gran motivación hacia el trabajo.
Esta predisposición es sin duda muy valorada en un mercado laboral que demanda personas polivalentes y con capacidad autocrítica.
El buen uso de esta herramienta incrementará las posibilidades de encontrar empleo, reforzando además autoestima y autoconocimiento. Un balance de competencias es útil en cualquier época de la carrera profesional.
¿Has realizado alguna vez un balance de competencias?