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Hace poco hablábamos de la evolución del empleo y sus métodos de búsqueda, haciendo un recorrido desde la usabilidad del fax como herramienta de envío de CV hasta la actual tendencia de buscar trabajo en portales web desde el ordenador personal.

En este artículo vamos a tratar el origen y el funcionamiento de las empresas de trabajo temporal (ETT). El desconocimiento sobre las prácticas de estas compañías ha provocado muchas creencias o falsos mitos acerca de sus servicios.
Fue en 1994 cuando comenzó la actividad legal de este tipo de organizaciones en España, aunque tienen un largo camino en prestación de servicios a empresas y ya existían en el siglo pasado.
Hoy en día, constituyen sin duda, una figura clave en el panorama laboral y económico a escala nacional como intermediarios de calidad entre empresas y demandantes de empleo.
La labor de una empresa de trabajo temporal consiste en poner a disposición de otra empresa (empresa cliente), con carácter temporal, trabajadores por ella contratados.
Su carácter eventual y flexible supone un ahorro de tiempo en búsqueda y selección y una agilización en trámites administrativos para clientes y significan una gran ocasión de desarrollo profesional para el candidato.
Las empresas usuarias cubren así unas necesidades puntuales y por su parte, el beneficio de las empresas de trabajo temporal se traduce en remuneraciones económicas que en ningún caso afectan a los trabajadores, puesto que la empresa cliente es quien soporta el gasto por la gestión realizada de selección y contratación. Además, suele tratarse de entidades con carácter privado.
El funcionamiento es sencillo. Una vez que una ETT conoce las exigencias que tiene su cliente, inicia un proceso selectivo y especializado hasta conseguir, entre los candidatos a ocupar ese puesto, al más idóneo, atendiendo a especificaciones de la empresa en cuestión, experiencia, formación, actitudes y disponibilidades del trabajador.
Tras el proceso de selección, la empresa de trabajo temporal se encarga de dar de alta al trabajador en la Seguridad Social y a partir de ese momento éste ya estará preparado para desarrollar su actividad en la determinada empresa, quien será la que le evalué sus aptitudes.
De cara al candidato, trabajar para una ETT le supone no solo desarrollar su actividad en una empresa el tiempo que dure la eventualidad y adquirir experiencia, sino que es una gran oportunidad de inserción directa en el mercado laboral.
En torno al 30% de los trabajadores de una ETT acaba obteniendo un contrato fijo en alguna de estas organizaciones, y todo ello consecuencia de un proceso de formación que mejora constantemente la cualificación profesional del trabajador.
Debido al amplio conocimiento del mercado que tiene Randstad, desarrollamos servicios de orientación y asesoramiento para el candidato, sean cuales sean tus necesidades y nos encargamos del reclutamiento, la selección y la contratación.