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Las mejoras en los sistemas de cultivo, que permiten producir la misma cantidad de alimentos con menos personal, o el desplazamiento de la mano de obra a las ciudades para trabajar en otros sectores, entre otros factores, están propiciando la falta de un relevo generacional en el sector agrario español. De hecho, según el Área de Juventudes Agrarias de Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), en la próxima década, seis de cada diez profesionales agrarios entrarán en edad de jubilación durante el periodo 2020-2030, por lo que se necesitará incorporar 20.000 nuevos agricultores cada año para garantizar un relevo generacional sostenible.

Afortunadamente, el sector ya ha empezado a dar los primeros pasos en este sentido. De hecho, la propia COAG presentó el año pasado el movimiento “#SomosNuestraTierra”, una campaña que nació con el objetivo de facilitar la incorporación de jóvenes al sector agrario y mejorar la imagen social de la agricultura como profesión.

En este sentido, desde el Ministerio de Agricultura y Pesca y Alimentación, las asociaciones agrarias y otras entidades del sector están trabajando en cambiar la imagen de los agricultores con nuevas estrategias de comunicación que cuenten la realidad del sector para favorecer la incorporación de más personas jóvenes. Resulta esencial acabar con los estereotipos que asocian el trabajo agrícola con una mala calidad de vida y duras condiciones de trabajo, o aquellos que presuponen que es un oficio para el que no es necesario formarse. De esta forma se está animando a los jóvenes a optar por el mundo rural (ya sea en agricultura o en ganadería), dignificando la profesión. Todo ello, además, destacando los aspectos positivos que tiene como ser uno su propio jefe, trabajar al aire libre, estar en contacto con la naturaleza, etc.

Relacionado con esto, el sector también está fomentando la visibilidad de las mujeres en esta industria e instaurando una igualdad real de oportunidades en materia de acceso y condiciones de empleo, incentivando a las emprendedoras y promoviendo medidas que permitan la conciliación de la vida personal, familiar y laboral, a la vez que se impulsa la corresponsabilidad entre mujeres y hombres.

Otro aspecto importante en el que también se está haciendo hincapié es en la formación. Se está apoyando el desarrollo y el mantenimiento de las escuelas agrarias y escuelas especializadas en la formación profesional para agricultores que fomenten el espíritu emprendedor. El objetivo es crear un vínculo entre las escuelas agrarias y las zonas donde hace falta un relevo y un apoyo estructural, implicando a los gobiernos locales. En este sentido, la formación práctica se vuelve imprescindible.

Paralelamente a esto, y con la finalidad de que los jóvenes pierdan el miedo a esta profesión, también se está fomentando el intercambio de experiencias con agricultores ya instalados para recuperar saberes locales tradicionales, organizando visitas a las explotaciones agrarias, charlas o haciendo prácticas a cambio de formación. En otras palabras, se está fomentando la figura del tutor que acompañe a los nuevos perfiles y les transmita sus conocimientos tanto técnicos como estratégicos. Incluso, también se está impulsando la puesta en marcha de programas que generen la llegada de profesionales de otros sectores económicos a este.

Asimismo, para fomentar la incorporación de jóvenes al sector y el emprendimiento, los poderes públicos también están comprometiéndose en establecer medidas estructurales que mejoren el sistema agrario del país. De hecho, varias Comunidades Autónomas tienen en marcha diferentes Programas de Desarrollo Rural (PDR) que fomentan y ayudan económicamente la llegada de nuevos profesionales al sector.

En definitiva, con todo ello se está tratando de asegurar el relevo generacional de un sector que ha de tomar las medidas adecuadas para potenciar su competitividad tanto en el mercado nacional e internacional. 

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