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La economía China fue la primera en verse paralizada con la propagación de la crisis del Covid-19, pero a medida que se ha ido expandiendo, Europa y América también han tenido que implementar medidas drásticas para tratar de contenerlo. Desde que se decretó el estado de alarma el pasado 14 de marzo y se iniciaron varias semanas de confinamiento, son muchas las empresas que han apostado por el teletrabajo para seguir manteniendo su actividad económica.

Si bien deberíamos utilizar el término de smart working, que sería la evolución del teletrabajo,  ya que lo fusiona con las nuevas tecnologías, todavía son muchas las empresas que no han implementado esta modalidad. Por lo tanto, por el momento sigue siendo necesario hablar de teletrabajo en un contexto en el que muchas empresas se han visto forzadas a desempeñarlo, y el cual puede ser un ensayo general para que en un futuro, cada vez más organizaciones empiecen a considerarlo como una modalidad habitual.

Trabajar desde casa aporta conocidos beneficios tales como la posibilidad de conciliar la vida profesional y la personal, además de aumentar la satisfacción y el orgullo de pertenencia de los empleados hacia la compañía. Sin embargo, según un análisis que hemos realizado desde Randstad a través de datos del Instituto Nacional de Estadística solo un 22,3% de la población ocupada podría teletrabajar. No obstante, este porcentaje varía notablemente según las distintas ocupaciones. Así, del total de profesionales que disponen de la opción de teletrabajo en nuestro país, el 49,8% corresponde a técnicos y profesionales científicos e intelectuales, seguidos con notable diferencia de contables, administrativos y otros empleados de oficina, que suman el 20% del total de profesionales que pueden optar a esta modalidad de trabajo. En el caso de perfiles de dirección y gerencia, estos suponen el 17,7% del total de profesionales que trabajan y en el caso de perfiles técnicos y profesionales de apoyo el 10,7%.

Lo cierto es, que el teletrabajo en España no ha sido considerado, hasta el momento, como una modalidad habitual, y ahora los líderes deben hacer frente al gran reto de gestionar equipos en remoto, creando una cultura y un compromiso a distancia por parte de sus profesionales. Esto es algo que ya sucedía hasta el momento en multinacionales, que trabajan con equipos internacionales, residentes en diferentes países. En cualquier caso, ahora ya es una realidad a la que deben hacer frente las organizaciones.

El principal reto de los líderes es encontrar un equilibrio que permita gestionar la productividad del equipo sin caer en el control excesivo de las tareas, algo que perjudicaría a la motivación de los empleados.

Cinco claves para liderar a distancia

En el contexto actual, en el cual el teletrabajo se ha visto como una obligación, es importante tener presente que las tecnologías y la comunicación serán los dos aliados clave del liderazgo a distancia, ya que la fusión de ambos permite trabajar de forma coordinada entre todos los miembros del equipo.

1.- A más distancia, más comunicación

Es importante establecer unas pautas de comunicación claras para todo el equipo para que los profesionales sigan sintiéndose involucrados con el proyecto y aumente el sentido de pertenencia a la empresa. Establecer canales y rutinas de comunicación permitirá tener una perspectiva clara de la situación y los avances de los compañeros. En este sentido, la distancia entre profesionales no debe significar una disminución de la cohesión del equipo.

2.- Buscar modos eficientes de comunicación

Para comunicarse, es imprescindible buscar canales que involucren por completo a los profesionales, como pueden ser las vídeollamadas. De este modo, se garantizará que mediante una videconferencia presten más atención y se involucren más que, por ejemplo, a través de una llamada telefónica. Cabe destacar, que el correo electrónico, las redes sociales o los chats, cuando se trata de temas extensos a debatir o comentar, son los canales menos eficientes para comunicarse. Realizar una vídeollamada al menos una vez al día contribuirá a la productividad y eficiencia de las comunicaciones.

3.- Crear empleados responsables

Esta es, quizás, una de las retos más difíciles de conseguir, puesto que, como decíamos al inicio, es indispensable no caer en el error de convertirse en un líder controlador. Es importante establecer unos KPI’s para que los profesionales tengan unos objetivos claros de trabajo, y las tecnologías o programas de trabajo compartido permiten saber cómo se avanza en cada tarea. Sin embargo, esto no debe convertirse en una herramienta de control. Al contrario, es importante establecer metas y expectativas para cada trabajador, aunque dándoles la confianza necesaria y el feedback pertinente para que se conviertan ellos mismos en empleados responsables.

4.- Motivar al equipo

Un buen líder debe saber cómo motivar a su equipo para sacarles el máximo potencial a cada uno de ellos e impulsarles a dar lo mejor de sí mismos. Ofrecerles flexibilidad, delegarles tareas con las que se sientan productivos, útiles y valorados, darles feedback o reconocer sus éxitos son algunas de las iniciativas que se pueden impulsar para mantenerles motivados con el desempeño de su trabajo.

5.- Las crisis se solucionan en equipo

Todas estas pautas serán claves para que, si en cualquier circunstancia laboral o personal, el líder deja de ejercer sus funciones, los profesionales sepan afrontar la crisis en equipo y sacar el proyecto hacia adelante. En este caso, quedará patente el buen liderazgo a pesar de la distancia.

 

Una estrategia de teletrabajo bien definida contribuirá al éxito empresarial, pues representa una gran ventaja tanto para la organización como para los empleados. El factor clave es mantener una cultura corporativa fuerte a través de líderes que construyan lazos de confianza con sus profesionales para que estos estén más comprometidos con los objetivos. Hoy, más que nunca, es crucial replantearse las actuales estrategias de liderazgo y tejer nuevos pensamientos que contribuyan a un equilibrio y un compromiso entre los objetivos individuales y el compromiso grupal a distancia.