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Internet of things

Un horno y un friegaplatos que se ponen de acuerdo entre ellos antes de encenderse; un frigorífico que te avisa cuando va a caducar un alimento; una caja de medicinas que manda una alerta a tu familia si te has saltado el horario para tomar el medicamento. ¿Qué es lo que hace funcionar estos mecanismos? Se trata del Internet de las cosas (Internet of things, abreviado IoT), el siguiente gran paso en innovación tecnológica que cambiará muchas cosas en nuestra vida cotidiana.

¿Qué es el Internet de las cosas?
Como se intuye por los ejemplos indicados anteriormente, el Internet de las cosas es, en pocas palabras, la interconexión digital de objetos a través de Internet. El concepto surgió en 1999, cuando Kevin Ashton, cofundador del Auto-ID Center, lo bautizó así para describir un sistema por el cual Internet se conectase al mundo físico a través de sensores que se encontrasen en cualquier parte del mundo.

El sistema inicial que había ideado Ashton ha ido evolucionando con el paso de los años: ya no se trata únicamente de sensores, sino de una auténtica red conectada a través de softwares y sistemas electrónicos que permiten recoger e intercambiar datos a objetos cada vez más variados con el objetivo de mejorar y facilitar nuestras vidas.

En más de quince años, el proceso ha aumentado de capacidad y velocidad, preparándose para una implantación de este tipo de tecnología a gran escala. Según la compañía Gartner, en el año 2020 será cuando se empezará a notar de forma evidente esta revolución, con más de 20, 8 millones de dispositivos conectados a través de esta nueva tecnología. Otras empresas como Intel o IDC hablan de 200 billones de unidades.

A continuación, detallamos algunas de sus características que serán clave para su exitoso desarrollo en el futuro:

  • Inteligencia: los algoritmos y la computación avanzada del Internet de las cosas proporcionarán esas funciones necesarias para que los objetos tengan una experiencia de producto 100% “smart”; los objetos sabrán determinar y optimizarse a través de su IA (inteligencia artificial) para intercambiar información de forma perfectamente adaptada a nuestras necesidades.
  • Conectividad: los dispositivos se distinguirán por una conexión a Internet accesible y compatible en cualquier circunstancia. Es decir, se tratará de una red propia a la que se pueden conectar de forma sencilla todos los dispositivos, y que mejorará su rendimiento y valor cuantos más objetos están online: más datos, mejor servicio.
  • Capacidad sensitiva: estos objetos conectados serán capaces de detectar y medir lo que ocurre en el exterior (por ejemplo, con sensores para medir temperaturas o cambios de posición), e incluso podrán interactuar con el ambiente. El objetivo de esta característica es que sirva para proporcionarnos herramientas que nos permitan crear experiencias que reflejen un verdadero conocimiento del mundo físico.
  • Expresión y comunicación: la interactividad con la realidad exterior será otra de las capacidades más destacables del Internet de las cosas. Los dispositivos se podrán comunicar y pueden transmitir hacia fuera, justo en el momento indicado, la información necesaria y útil para las personas que los utilizan.
  • Energía: por sus características y usos, el Internet de las cosas tendrá que utilizar fuentes de energía que no puede depender de baterías o capacidad finita. Infraestructuras de las casas que carguen estos objetos o la captación de energía derivada de fuentes externas (energía solar, cinética, eólica…) serán parte necesaria de un Internet de las cosas integrado y fiable. Por supuesto, los objetos serán capaces, como ya lo hacen los smartphones, de gestionar de forma eficiente su grado de potencia y duración.
  • Seguridad: cada cosa tendrá que disponer de mecanismos de seguridad, diseñados para proteger los datos personales de las personas y también su integridad física. Se crearán paradigmas de seguridad digitales y procedimientos para que el Internet de las cosas no pueda convertirse en un peligro ni un arma a utilizar para hacer cualquier tipo de daño a otras personas.


¿Qué va a suponer para el sector de los recursos humanos? 

El Internet de las cosas supondrá importantes cambios en todos los sectores laborales. El de los recursos humanos no se quedará atrás; las novedades y oportunidades que aportarán son variadas, todas dirigidas al objetivo de mejorar y optimizar el trabajo de los departamentos y equipos RRHH.

En otras ocasiones, hemos hablado del impacto del Big Data en el mundo de los recursos humanos. Los objetos IoT llevarán el uso de estas grandes cantidades de datos a otro nivel, más de tipo cualitativo que cuantitativo, lo que cambiará la gestión de equipos, la búsqueda y retención del talento o el uso de determinados servicios. Si estos objetos recogen información del desempeño y de las necesidades de los empleados y candidatos al detalle, los sistemas de gestión RRHH podrán tener más y mejor información para seleccionar y gestionar a sus plantillas.

A la hora de reclutar, se podrán usar ciertas aplicaciones que ayuden a detectar y seleccionar el mejor talento. En los procesos de selección, se podrán usar servicios en la nube en directo para comparar datos o conocer en pocos segundos la situación laboral o desempeño anterior de un candidato. Además, si los equipos van “aprendiendo” y acumulando conocimiento, podrán hacer un análisis comparado de los candidatos y evaluarlos sobre criterios que se podrán ir revisando. Las posibilidades de medir y mejorar los procesos de selección serán múltiples y ágiles.

En la gestión de equipos, el IoT puede ser de gran ayuda también: unos sensores en la oficina estratégicamente colocados que detecten el tono o los gestos de los empleados, por ejemplo, proporcionarán información más detallada y en directo para evitar ciertas conductas de riesgo, encontrar las maneras de fomentar un buen clima laboral y, en general, para diseñar estrategias dirigidas a mejorar el employer branding de una compañía.

El científico del MIT Sandy Pentland desarrolló un sistema de sensores de este tipo, que capturan más de 100 criterios sobre como las personas interactúan; desde cuantas veces tienen una conversación cara a cara hasta cuantas veces escuchas, interrumpen o intervienen y las reacciones que provocan.

El espacio de trabajo también puede modificarse en clave IoT para mejorar la seguridad, motivación y la productividad de los empleados: una recopilación de datos sobre temperaturas y horas ideales para el desempeño de ciertas actividades y uso de ciertas herramientas, o un estudio continuo sobre la mejor colocación del mobiliario o de las herramientas de trabajo, pueden proporcionar mejoras sustanciosas a todos los niveles.

En definitiva, si las previsiones indicadas anteriormente son buenas, parece que el Internet de las Cosas va a llegar a nuestras vidas para quedarse. Es importante, por tanto, que se conozcan y se entiendan los muchos elementos que va a aportar esta tecnología para mejorar todo tipo de experiencias y situaciones. Una vez conocidas sus características, ¿qué opinas de este nuevo concepto? ¿Crees que el Internet of Things puede tener un buen uso en el trabajo? ¡Queremos saber tu opinión!