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Durante los últimos dos años, la comunidad global ha sabido entender que contar con expertos científicos es un valor añadido que puede salvar vidas. En la mayoría de los países desarrollados se ha fomentado la creación de comités de expertos científicos para gestionar la pandemia de la Covid-19. 

Gracias a esos grupos de investigadores se ha podido tomar el rumbo necesario para enfrentarnos a algo que desconocíamos y no podíamos combatir. La necesidad de una vacuna fue otro de los puntos que hizo necesario el creer en la ciencia durante este lapso temporal.  Y es que la inversión en el campo científico se ha visto aumentada prácticamente en todo el mundo, pero bien es cierto que hemos tenido que pasar por una pandemia para darnos cuenta de esto. Pues antes del coronavirus, el PIB destinado a las investigaciones científicas no superaba el 3% en prácticamente ningún país del planeta.

Por otra parte, la tecnología es un campo que, con crisis sanitaria o sin ella, está en continuo desarrollo y ahora ha experimentado una gran expansión por las necesidades de la situación actual. Para poder respetar ciertas normas sanitarias se han priorizado estándares de trabajo o educación desde casa. Todo esto ha provocado un auge en el campo de las telecomunicaciones, pero también se ha visto acentuada la brecha digital en las familias que no poseen recursos suficientes para poder contar con dispositivos o infraestructura necesaria para utilizar dichos medios.

La tecnología y la ciencia postpandemia

Está claro que un evento como el que ha desatado la Covid-19 ha sacudido todos los aspectos socioculturales que conocemos y también hemos mencionado como lo ha hecho en los campos de la investigación y las nuevas tecnologías. Ahora tendríamos que preguntarnos, ¿cuál es el futuro que nos espera?

Según el último informe de la UNESCO sobre el impulso científico y tecnológico podemos afirmar que, actualmente, los países desarrollados no son los que más cantidad de dinero han invertido en estos campos. La Comisión Europea calcula que solo una de cada cinco empresas del continente cuenta con los medios necesarios para poder desarrollar su actividad de forma remota. Por una situación similar pasan muchos centros de investigación europeos. El contraste directo lo encontramos en países en vías de desarrollo, como es el caso de Emiratos Árabes Unidos. Pues desde 2018 hasta hoy el 0,42% del gasto mundial en ciencia lo representa este estado. Y es que muchas naciones que están creciendo se han sumado a la creencia de que la inversión en ciencia y tecnología representa modernidad y da una imagen positiva hacia el mundo.

El nuevo paradigma se basa en que países del primer mundo se han visto rebasados por la aparición de un virus y el repunte de nuevas naciones que pretenden impulsar sus bases científicas y tecnológicas. Solo queda por ver quiénes serán los principales actores en el desarrollo sostenible que se presenta en este nuevo mundo que nos ha dejado la Covid-19.

En Randstad consideramos que la innovación y la apuesta por la tecnología son piezas fundamentales para el desarrollo de cualquier sociedad, por lo que forma parte de nuestra filosofía desde nuestros orígenes. En materia de empleo, creemos que la mejor inversión que pueden llevar a cabo los profesionales es en formación y mejora de la empleabilidad, ya que así serán capaces de anticiparse a los cambios que sin duda van a llegar.

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