En el ámbito de las campañas del sector logístico, el término ramp-up hace referencia al proceso mediante el cual una empresa aumenta progresivamente su capacidad operativa para adaptarse a un incremento significativo en la demanda de mano de obra o recursos. Durante períodos de alta actividad, como los picos estacionales, es crucial que las empresas ajusten de manera eficiente su personal y operaciones para cumplir con los objetivos del cliente final. El ramp-up permite asegurar que el número de empleados, la formación y los recursos necesarios se alineen con las exigencias de demanda, garantizando una integración fluida y minimizando el impacto en el proceso operativo.
En este artículo, analizaremos cómo se lleva a cabo el proceso de ramp-up en campañas logísticas desde la perspectiva de recursos humanos y cómo la flexibilidad en la mano de obra disponible permite a las empresas manejar eficazmente los desafíos en la fluctuación de la demanda.
dimensionamiento de equipos: previsiones, históricos y tendencias
El proceso de ramp-up es crucial dentro del ámbito de recursos humanos, diseñado para asegurar que la incorporación de personal se realice de manera progresiva y alineada con un calendario operativo. Este proceso se utiliza comúnmente en campañas logísticas o en momentos de picos de actividad, cuando la demanda de mano de obra requerida aumenta de forma significativa y se necesita ajustar el volumen de personal de acuerdo a las necesidades de la operación.
El principal objetivo del ramp-up es garantizar que el número de empleados disponibles coincida con las necesidades reales del cliente, anticipando posibles bajas, optimizando los tiempos de reclutamiento y formación, y asegurando una integración eficiente de los nuevos trabajadores. Esto permite a las empresas adaptarse con agilidad a fluctuaciones en la carga laboral, manteniendo la eficiencia operativa.
El primer paso para ejecutar un ramp-up efectivo es realizar un correcto dimensionamiento del equipo de trabajo, lo cual se logra mediante el análisis de diversas variables que influyen en la cantidad de personal necesario en cada etapa del proceso. La previsión de las necesidades del cliente es uno de los factores más relevantes.
Otro aspecto importante en la planificación del ramp-up es el análisis de los históricos de años anteriores. Los datos de campañas pasadas ayudan a prever la tasa de caída durante los procesos de selección, lo que generalmente se sitúa entre un 30% y un 40%. Esto implica que se deben reclutar más candidatos de los necesarios para compensar esas bajas durante el proceso de incorporación. Además, la tasa de rotación esperada debe ser considerada, y en la mayoría de los casos, se incorpora un margen de seguridad adicional en la planificación del reclutamiento, que puede ser de hasta un 30%, con el fin de cubrir posibles bajas imprevistas.
El tipo de perfil requerido también influye en la estrategia de reclutamiento. Por ejemplo, perfiles como carretilleros, mozos de almacén o personal de picking requieren diferentes fuentes de reclutamiento, y cada uno tiene tiempos específicos de incorporación. Además, la zona geográfica y las condiciones del mercado laboral local son factores determinantes en la disponibilidad de candidatos y en la competitividad de las condiciones ofrecidas. En regiones con una oferta limitada de trabajadores, el proceso de reclutamiento puede ser más largo y competitivo.
Por último, las tendencias del mercado, como la creciente demanda de flexibilidad laboral o el aumento del uso de portales de empleo móviles, también impactan directamente en la forma de llevar a cabo el reclutamiento y en la eficiencia de los procesos de selección.
segmentación estratégica del reclutamiento
Una de las metodologías más efectivas para gestionar un ramp-up es la segmentación de los procesos de selección en grupos especializados según el tipo de perfil, el sector o la campaña.
Para algunos clientes se opta por una segmentación del reclutamiento, dividiendo los perfiles en categorías como puede ser: picking, packing, expediciones, entradas, etc. Para cada uno de estos perfiles, se aplicaron distintas estrategias de sourcing y reclutamiento, adaptadas a las necesidades específicas de cada uno.
el rol del Process Manager en el modelo inhouse: planificación, análisis y funnel
En nuestro modelo inhouse, la figura del Process Manager (PM) desempeña un papel fundamental en el éxito del ramp-up. El PM es responsable de coordinar todas las fases del proceso, desde la planificación inicial hasta la ejecución final, garantizando que se cumplan los objetivos del cliente de manera eficiente y oportuna.
Una de las primeras tareas del PM es analizar los datos históricos y las tendencias de campañas anteriores para realizar una planificación detallada. En este sentido, es importante destacar que el PM debe diseñar planes de acción por fases, adaptados a las necesidades de la campaña, como ocurre en varias campañas a lo largo del año. Un caso concreto, podría ser una importante cliente logística en la que su demanda se concentra principalmente en dos periodos concretos del año. Se analizan estos dos picos de demanda y se estudian las necesidades específicas en cada una de esas fases. Se realiza un estudio para absorber la necesidad del cliente en semanas anteriores, para poder realizar el reclutamiento y el onboarding de los trabajadores de la forma más eficiente posible.
Además, el PM se encarga de construir y monitorizar el funnel de reclutamiento, asegurando que los ratios de conversión sean adecuados y que se mantenga un flujo constante de candidatos a lo largo del proceso. Un funnel de reclutamiento es una herramienta interna que usaremos para gestionar el proceso de selección de personal, que va desde la captación de candidatos hasta la contratación. Se basa en varias fases: número de candidatos apuntados a la oferta, número de candidatos que pasan el primer filtro, número de candidatos que acuden a entrevista, número de candidatos que superan la entrevista, número de candidatos seleccionados por cliente , y finalmente número de candidatos incorporados. Se analiza cada fase del proceso para poder detectar cuellos de botella o ineficiencias en cada una de las fases, con el objetivo de hacer más eficiente el reclutamiento, asegurando que solo los mejores candidatos lleguen al final.
El PM, además, es responsable de mantener informado al cliente mediante reportes semanales sobre cualquier desviación en las previsiones y de tomar decisiones rápidas para corregir posibles desajustes en el proceso. En cada uno de los clientes, se utilizará una herramienta de monitorización avanzada y específica que permitirá monitorizar el reclutamiento de manera personalizada y tener una visibilidad diaria sobre el estado de la campaña.
En conclusión, el proceso de ramp-up en campañas logísticas es esencial para gestionar de manera eficiente los picos de demanda de mano de obra, garantizando que las empresas puedan adaptarse con agilidad a fluctuaciones operativas. Una planificación adecuada, basada en datos históricos y tendencias, permite dimensionar correctamente los equipos y optimizar los tiempos de reclutamiento y formación. La segmentación estratégica y la intervención activa del Process Manager son clave para asegurar que el proceso de incorporación de personal sea eficiente, sin comprometer la calidad. Al hacerlo, se asegura no solo la disponibilidad de trabajadores cualificados, sino también la satisfacción del cliente y la continuidad operativa, permitiendo que la empresa se mantenga competitiva en un entorno dinámico y desafiante.
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