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Retos empresas

Tiempo de lectura: 6 minutos.

La vida empresarial es de todo menos aburrida. Basta hacer un poco de historia para comprobar cómo a las crisis económicas y las dificultades e incertidumbres propias del mercado se le pueden sumar elementos imprevistos que pueden arruinar años de esfuerzo y de trabajo. Ahí está el caso reciente de la pandemia por Covid19 que, además del coste en vidas humanas, se llevó también por delante muchos negocios que no contaban con una solvencia o solidez suficiente.

Pasada esa amenaza, ¿cuáles son los desafíos actuales de las organizaciones? ¿De qué manera sigue afectando aquella crisis en los protocolos actuales?

En este artículo, analizaremos los distintos retos empresariales a los que se enfrentan no sólo los altos directivos, sino todos los miembros de una plantilla que, con su responsabilidad particular, contribuyen a la buena marcha de una compañía.

¿Cuál es el mayor reto empresarial al que se enfrenta tu compañía?

Tras los meses más duros del azote de la pandemia, que llevó a recluir a la mayoría de la población en sus casas en el conocido como confinamiento, se llegó a la denominada nueva normalidad, que trajo unos modos de operar nuevos: medidas sanitarias más agudas, protocolos de seguridad, incremento del teletrabajo y la flexibilidad, etc.

Aquello supuso, desde luego, un reto de adaptación para todas las empresas, que además lidiaban con un entorno complejo, hostil, con cierre de fronteras, ERTEs extendidos en casi todas las compañías, descenso radical del turismo y demás alteraciones que afectaban a los mercados.

Entonces se realizaron estudios como el derivado de las Jornadas de New normal learning, que arrojaron conclusiones reveladoras. Entre ellas, las respuestas en torno a los retos que más preocupaban a las empresas tras la pandemia:

  1. La eficacia en la formación preocupaba entonces al 39% de las empresas consultadas.
  2. El impacto económico, al 25%.
  3. La experiencia del empleado, al 20%.
  4. Y los cambios de rol en la formación, al 16%.

Retos, oportunidades y acciones

Las empresas necesitan el refuerzo de saber que van por el buen camino, que, tras las dificultades, han recuperado una senda hacia la solidez y la estabilidad, pese a una incertidumbre que ya parece algo sistémico.

Así, es bueno localizar los retos, oportunidades y acciones que las empresas deben afrontar para consolidarse en el marco actual.

Entre los retos, figuran:

  • Adaptar formadores a los nuevos canales.
  • Validar la atención de los receptores de los módulos de formación.
  • Lograr jornadas de trabajo menos saturadas.

Entre las oportunidades, encontramos:

  • Incremento del networking
  • Agilidad de convocatoria.

Y, por último, entre acciones a llevar a cabo, tenemos:

  • Adaptación online tanto en contenidos como en tiempo.
  • Imparticiones de contenidos a cámara abierta para los miembros del Aula Virtual.
  • Formación a los docentes para dicha Aula Virtual.

Nuevas posibilidades: formación online

Aprender, dentro de la empresa, de manera online, es algo que cotiza al alza, como demuestra una creciente demanda de cursos cortos y en formato video. Son nuevas posibilidades de la formación online que se traduce en eficiencia y en procesos más ágiles dentro de las empresas.

No obstante, conviene afinar los procesos para sacar el máximo rendimiento de las formaciones, y estar alerta de la ineficacia de algunos webinar para determinadas materias, así como tener en cuenta los presupuestos asignados a cada formación.

Porque la virtualización en la formación trae considerables ventajas a las empresas que la aplican ya que:

  • Se reducen costes entre un 40 y 60% en relación a los costes asociados a una formación tradicional.
  • Se amplía el número de personas capaces de recibir esa formación.
  • Posibilidad de reinvertir, con el ahorro logrado, en nuevos recursos que refuercen la puesta en marcha de formaciones virtuales y su posterior aplicación práctica.

¿Cómo están adaptando las empresas a la digitalización de la formación?

La formación virtual es la que más fuerza está cogiendo en las empresas que apuestan por la educación interna, ya sea con módulos de formación interna, externa o bien bonificada. Así, el 86% de la formación bonificada se imparte bajo el modelo de e-learning, lo cual se entiende como un claro indicador de que la apuesta digital, en lo tocante a formación, es la más pujante. 

Un cambio de tendencia que obliga a las empresas a tomar nota y actualizarse, ya que empieza a quedar obsoleta la figura del formador que acude, con su proyector, puntero láser y presentación en Power Point, a impartir tal o cual formación. Lo mismo aplica a aquellas formaciones internas que se desarrollan bajo esos métodos tradicionales, y que para muchos pueden suponer una interrupción, es decir, una molestia, y no tanto un elemento favorable en su plan de carrera y su organización diaria.

De ahí que el e-learning, con la flexibilidad que aporta, sea una fórmula cada vez más implementada en las empresas competitivas dada su buena acogida por los empleados, el ahorro de costes y las posibilidades que ofrece.