4 claves para medir el rendimiento de los trabajadores

 

Decía Peter Drucker, padre del management, que “lo que no se mide no se puede gestionar”. Y aplicar esta idea al rendimiento de los trabajadores resulta clave para la buena marcha de la empresa. Porque un buen equipo se demuestra también con datos sobre la calidad del desempeño de los miembros que forman ese grupo, algo no siempre fácil ya que hay variables que no siempre son mensurables. 

En este artículo, veremos algunas claves para medir el rendimiento laboral, un factor clave en la productividad de la empresa y que resulta fundamental para el éxito de la empresa, pero también para lograr obtener los mejores resultados de los trabajadores en cuanto que ponen su talento al servicio de la empresa. 

Esto genera mayor sentimiento de pertenencia a la compañía, pues el trabajador se siente reconocido y dentro de un plan de carrera que saca lo mejor de ellos mismos.

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el trabajo de calidad es el eficiente

La cantidad (de horas trabajadas) no va, por fuerza, ligada a la calidad de los resultados. Al contrario, un exceso de jornadas interminables puede derivar en un decaimiento de la motivación y, por tanto, de la productividad y de la calidad del producto final. 

El rendimiento del trabajador es un recurso que hay que saber gestionar, administrar, de modo estratégico. Para empezar, midiéndolo, ya que así se obtendrán conclusiones interesantes para tomar las decisiones pertinentes. 

Es importante que, desde los equipos directivos o de liderazgo, se establezcan objetivos claros y se sepa qué se considera trabajo bien hecho para la consecución de una determinada meta. Así se podrá establecer el plan más eficiente para lograrlo, con el menor empleo de tiempo posible y el menor desgaste de recursos. 

Dice el refrán que lo excelente es enemigo de lo bueno, y es una idea que se puede aplicar al ámbito laboral. Más vale ofrecer buenos resultados, con agilidad y con gran optimización de recursos, que un producto excepcional que genera un gran desgaste en la plantilla, en la propia empresa, y que a la larga es insostenible. 

Por otra parte, la empresa necesita conocer si sus trabajadores trabajan con el rendimiento que les corresponde y tomar decisiones al respecto en el caso de que no sea así. A continuación, veremos cómo se puede calibrar este rendimiento.

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cómo medir el rendimiento de los trabajadores

Para medir el rendimiento del trabajador, sobre todo en casos en que se detecta un bajo rendimiento laboral que puede estar afectando a la productividad de la empresa, se puede recurrir a indicadores de evaluación del desempeño. 

Como los KPI (Key Performance Indicator) con los que se puede medir el desempeño de un trabajador, pero también el de todo un equipo de trabajo y la relación que existe entre esa actividad y los objetivos y metas logrados.

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¿cómo funcionan esos indicadores de desempeño?

Aunque hay bastantes maneras de aplicarlos y cada empresa puede crear su ‘librillo’ al respecto, es recomendable que los KPI reúnan alguna de estas características: 

  • Precisión. Cada Key Performance Indicator debe aplicarse para un objetivo concreto y preciso. Cuanto más claro y reconocible, mejor. Pensemos, por ejemplo, en el Community Manager que lleva la cuenta de una firma de moda que lanza un nuevo producto. El objetivo puede ser alcanzar un número determinado de likes, teniendo en cuenta, claro, escenarios parecidos de otras campañas o lanzamientos. 
  • Medibles. El caso anterior se ajusta perfectamente a lo que demandamos de unos buenos KPI. Las redes sociales y sus estadísticas nos permiten obtener datos objetivos del rendimiento de una acción. Tanto en acciones que se generan en las propias redes (esa campaña de lanzamiento) como la repercusión que un evento, organizado por la empresa y comunicado en redes sociales, tiene en Instagram, Facebook, LinkedIn… 
  • Relevantes. El empleo de los KPI debe focalizarse en áreas y desempeños que sean importantes para el progreso y crecimiento de la empresa. Hay que elegir bien qué acciones serán medidas y pensar en el cumplimiento de los objetivos estratégicos de la empresa. 
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consejos para medir el rendimiento laboral

Además de ese sistema basado en los indicadores de evaluación de desempeño, existen modos de conocer el desempeño de una manera natural e incorporada a las rutinas de la empresa, que va arrojando resultados y permite modificar la dirección de los proyectos u optar por una u otra dirección. Como por ejemplo: 

  • Seguimiento activo. A través de reuniones regulares, se fomenta una comunicación abierta y constante con los empleados. Son una ocasión propicia para conocer el progreso, desafíos y oportunidades de mejora, así como para sugerir posibles cambios de rumbo de manera consensuada. 
  • Feedback constructivo. Mantener una comunicación bilateral constante no solo aumenta la motivación de los empleados, sino que permite conocer de manera directa el grado de implicación de los trabajadores con la empresa y con los proyectos en marcha. Esta comunicación activa puede ayudar también a mejorar la asignación de tareas; en ocasiones, por falta de comunicación, pueden darse casos de ‘infraocupación’ por parte de un trabajador en contra de su voluntad, o pese a él o ella. Las reuniones y el feedback permiten conocer el grado de disponibilidad de cada trabajador y ajustar la cantidad de tareas y responsabilidades a las que pueden hacer frente. Dicho feedback, además, sirve para aplaudir los logros y generar un plus de motivación, pero también para señalar aquellas tareas abiertas a grados de mejora. 
  • Autoevaluación. Otro modo directo de conocer el desempeño y el rendimiento laboral de los trabajadores de una empresa es la evaluación personal. A partir de encuestas creadas ad hoc, así como cuestionarios que les interpelen a propósito de distintas competencias, así como de su grado de satisfacción con las responsabilidades adquiridas, se pueden extraer conclusiones muy valiosas para la empresa, pero también para la satisfacción laboral del propio empleado. 

La medición del rendimiento de los trabajadores es clave para la evolución de una empresa. Conocer los puntos débiles, pero también los fuertes, permitirá plantear las estrategias a corto, medio y largo plazo más favorables para el curso de la empresa. 

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